01 May, 2006

El principio del fin

"Yo quiero amarte como la nata al chocolate..." La frase me encantó... y me sirve para empezar a escribirte esta vez. Yo quiero quererte así, sí, exactamente así. Sabía que no entenderías cómo... La nata y el chocolate son dulces, provocan pasión, se compenetran a la perfección. Quisiera tener fuerzas para quererte sin lágrimas, para mandarte mil besos dulces -como el chocholate- y sin temores ni angustias. Quisiera quererte sin complejos, sin pensar en el qué pasará o en qué puede molestarte. Así quiero quererte; sin pensar si debo olvidarte, si debo enterrar este amor por ser equívoco, sin está bien o está mal.
Pese a todo, hay una parte de mí que sigue siendo tan tuya como al princpio. Desde que te la entregué hace ya cierto tiempo -exactamente no sé la hora de aquel beso "de niña chica"... y digo la hora sólo porque sin duda fue ese día cuando me robaste mucho de la parte de mi corazón que ya es tuya, pese a que te burles de ello-, sigue sintiendo exactamente lo mismo que provocaste con ese beso. La misma reacción que provoca en mí el sabor del chocolate...
En cierto modo, el beso escondía apoyo -ambos sabemos que escondía muchas cosas más, aunque coincidimos también en señalar que en aquel momento el disfraz de apoyo con el que estaba cubierto era el que mejor le sentaba y el menos sospechoso- pero consiguió despertar cierto temor en mí. Sí, ese miedo tan absurdo del que durante tantas semanas te burlaste y que no llegaste nunca a comprender a qué se debía. Tú y tu forma de entender mis jeroglíficos. Me gusta recordar aquello. Y probablemente sea un error, lo sé. Vivir del recuerdo no es vivir, dicen muchos, pero no quiero llenar este post de tópicos varios a los que tanto he criticado. El recuerdo de mis momentos a tu lado me hacen ser feliz muchas más horas de las que a diario paso contigo, porque como te he dicho varias veces, las cosas ya han cambiado demasiado. Demasiado para intentar recuperar aquello. Me quedo con el sabor de aquel beso, como siempre me quedo con el sabor del chcolate y de la nata. Es parte de lo que me quede en el corazón cuando llegue el día, el principio del fin, el final de un camino, el adiós... porque todo lo bueno, como el chocolate, termina acabándose.

1 comment:

Eddie Willis said...

Hola, tussam_girl. Te conozco del blog de Cuéllar, ya imaginaba que eras sevillana (por tu nick; yo también he sido tussam_boy). Espero que tus prácticas en un periódico te ayuden a abrir tu mente y a superar el pasado.
Un saludo