30 December, 2005

Odio recurrir a los tópicos cuando me siento a escribir aquí, pero... dada la fecha... se hace casi inevitable. El año se va, y el balance es tan obligado como negativo. Los últimos meses han sido, en lo que a lo laboral se refiere, muy satisfactorio. He aprendido muchísimo y además, sigo aprendiendo. Es lo más positivo que encuentro.
No obstante, el año me ha dado más penas que alegrías. Mi enanito ha cumplido dos años!!! Es una de las mayores alegrías. Cada sonrisa, cada palabra nueva, cada trastada que hace... me llena de fuerza... Y luego está la enanita, Lucíaaaa, que cada día crece más y ya se ha aprendido mi nombre, y el primero... Son dos tesoros. Pero...
Comencé el año de una manera, cuanto menos, rara. Mi pelea con el de siempre estaba candente, demasiado candente. Las cosas se iban solucionando, y en cierto modo, todo ya está olvidado. Pero la herida no se ha cerrado definitivamente y aún sigue haciendo mella en nosotros. Pese a tus intentos de hacerme creer que nada ha cambiado, hay muchas cosas que ya no son como antes. Y no es culpa nuestra pero en parte sí. Quizá es culpa mía porque, muchas de las veces en las que hubiera deseado abrazarte e incluso besarte no lo hice; me dejé llevar por la rutina o quizá por ese disfraz de amistad en el que me encuentro tan metida que a veces no sé ni cuál es mi verdadera piel. Ya no sé que siento por ti. Te quiero, mucho, no hace falta que estemos en Navidad para decírtelo, pero nada es como antes, y me duele en el alma porque yo creí que seria una de las pocas cosas que no se llevaría el tiempo.
Además del de siempre, como yo te llamo, han pasado muchas personas por mi vida. Vinieron unas, se fueron otras.
Tengo a una de las personas que más quiero, en lo que a amistad se refiere.. que nadie piense mal, lejos de Sevilla. Está en Madrid, y sé que, pese a la distancia, la amistad entre nosotros no va a debiltarse, al menos eso espero.
También ha llegado alguien importante a mi vida. Importante por lo que levantó en su día, importante por lo que hace por mí casi a diario. Le quiero, aunque en su caso, he de decir que le tengo cariño. Así es más fácil para ambos.
Reseñable, reseñable... muchas cosas.. pero... estoy agotada y ya, es hora de irme a casa y dormir. Un beso enorme para todos los que me quieren, a mi lado o en la distancia, sin decirmelo o haciéndolo. A todos y a todas... FELIZ 2006.

28 December, 2005

Sobre la amistad...

"Hay días en los que desearía salir de esta burbuja que me roba la sonrisa y hasta los recuerdos. Anoche me encontré con alguien aquí dentro: tú. Por un momento, sentí ganas de llorar. En el fondo, sé, que el tiempo puede robarnos todo lo que quiera, y todo lo que amemos. PEro tú sigues en mi alma, en mi corazón, en mi vida, agarrada con fuerza al recuerdo para no hundirte en el pozo del olvido. Y aunque no lo creas, y por circunstancias que ahora mismo me sobrepasan, no te demuestro tanto como querría que eso es así... Temo que un día, encuentre las fuerzas para decirte cuanto te quiero y no te encuentre... Y será, como siempre, por este miedo absurdo a romper la magia que nos une con unas palabras vacías de contenido. Siempre apelo a las palabras escritas, porque como todo, el viento se lleva aquellas que se pronuncian... pero no aquellas que se sienten, como éstas. Te quiero, y la primera sonrisa que me regalaste es uno de los pocos pilares que se mantiene en pie en mi vida. Uno de los pocos que soportan el peso del tiempo y de un tiempo en soledad, uno de los pocos pilares sobre los que me apoyo cada vez que creo que no hay nada por lo que luchar. Todo eso eres tú y aún más, pero ahora mismo, la tristeza del recuerdo de nuestra amistad me roba la elocuencia... así que lo dejaré aquí... no quiero perderte, nunca, pase lo que pase... espero que si te hice daño, puedas perdonarme... Y sé, que puedes, siempre lo haces. Un beso... a ti que me enseñaste qué era la amistad, a ti, MI AMIGA. TE QUIERO"

19 December, 2005

"No sé qué hacer contigo, ni conmigo. No sé cómo afrontar este maldita soledad que me está robando cada día que paso lejos de tu calor. Sólo sé que me siento sola, muy sola, más de lo que debería y más de lo que puedo soportar. Tengo muchas ganas de abrazarte y llorar. Abrazarte y volver a sentir el calor que antes me dabas. Tengo ganas de no tener que esconderme y huir de tu mirada. Tengo tantas ganas de que todo vuelva a ser como antes... Tengo ganas de despertarme cada día como aquella mañana en la que recibí tus primeros besos... sólo quiero eso... sólo. Tampoco pido tanto..."

17 December, 2005

Sin fuerzas...

Hace un par de horas que me di cuenta de lo mucho que te echo de menos. Y no sé muy bien qué hiciste o qué hice para que ese sentiemiento de soledad me abrumara así y aquí. Te echo mucho de menos. Echo de menos verte cada noche un rato; echo de menos aquellos besos medio robados antes de dormir y aquellas caricias que entre risas te pedía. Echo de menos mis besos de niña chica cada segundo que paso lejos de ti. Y sé que no hay nada que pueda arreglarlo, y probablemente, una parte de mí sabe que no hay ya ni siquiera ganas de querer intentar arreglarlo. Pero el sentiemiento de tristeza y abatimietno que me aborda cada vez que te vas se está afianzando de una manera totalmente dolorosa a este alma tan vacía desde aquella noche en que te perdí. Y lo peor, lo peor es que cada noche desde entonces sueño contigo y con tus besos... sueño con que algún día, me despertaré de esta maldita pesadilla que me tiene sumida en un infierno lleno de recuerdos... de tus tristes y ya tan gastados recuerdos..porque ahora mismo, es lo único que me mantiene en pie.

12 December, 2005

ESTO DE LAS CULPAS ...

"Ayer alguien me preguntó por ti. Le dije que ya no estábamos juntos, que, bueno, que no iba bien y que decidimos dejarlo. Le dije que tú no eras quién yo pensaba y probablemente yo no era tampoco quién tú imaginaste cuando me besaste la primera vez y te apresuraste a decir que era la mujer más dulce del mundo. Pero lo cierto es que me sorprendió mucho su comentario: Te buscas unos ejemplares... que ni Félix Rodríguez de la Fuente. Bromas aparte, no es el primer comentario que me hacen de este tipo. No obstante, me apresuré a decir el típico "Qué quiere que haga!!" eludiendo una parte de la responsabilidad de esta ruptura. Supongo que era demasiado difícil comprenderme, y no, no te estoy vacilando. Es la verdad. Y más ahora. Pero al menos, al menos debiste fingir que me comprendías o al menos, debiste intentarlo. No te tomes esto como un reproche, POR FAVOR; tómatelo como un consejo. Sé que cuando una pareja se rompe, son los dos quienes tiene algo de culpa -salvo raras situaciones-. Ayer, tras ese comentario, me puse a pensar qué parte de culpa es la mía. Supongo que, al principio, me negaba a tomarme esta relación en serio echándole la culpa al tan recurrido tiempo.. aún es pronto, sólo llevamos... Pero no son más que excusas. Me daba miedo pensar que las cosas pueden cambiar. Y ambos sabemos a qué me refiero. Pero hubo un momento, hubo un segundo en el que te vi mirarme como nadie lo había hecho en mucho tiempo, y supe que merecía la pena quitarme esta coraza y abrirte un poco la puerta de mi corazón roto. Es cierto, tengo el corazón roto y el alma vacía. Me ahonda una tristeza tan dura como dolorosa. Y sé que es difícil de entender porque paso la mitad del tiempo sonriendo y la otra buscando cómo disimular la tristeza aunque no tenga ganas de sonreír. Pero ha habido y hay días en los que no quiero buscar una excusa, sólo quiero llorar. Y sólo quiero, o quería, que fueses tú quién recogiese esas lágrimas y las lanzase al viento para que no volviesen nunca más. Tal vez te pedí demasiado, o tal vez no te lo pedí. Supuse que sabrías cuándo besarme o cuándo abrazarme. Hasta aquí, es cierto, tengo la culpa de querer que fueses mi amigo antes de mi... supongo que he de escribir novio. Tengo la culpa de querer estar contigo en esas noches en las que sólo podía llorar. Sin porqués, sin razones, sin preguntas... Y sé que esto es muy difícil de explicar. Es cierto, tengo yo esa culpa. Pero ahora, ahora ambos sabemos que la culpa de que ya ni siquiera quiera o pueda mirarte a los ojos es tuya. Ésta no es la forma y lo sabes. Si te hice daño, lo siento. Lo siento muchísimo porque no te lo mereces. Pero por favor, no me hagas más daño aún del que un día me hizo tu silencio cuando te pedí a gritos un te quiero que nunca llegó. Era la primera que desde el día que te conocí te pedía algo así, y tu silencio, y sobre todo, tu absoluto "pasotismo" me hizo un daño que, a día de hoy, es casi tan irreparable como mi fracutra de escafoides. Espero que al menos, te sirva para la próxima relación. Un beso... al menos, eso sí".

06 December, 2005

Anoche me encontré con una vieja amiga. Y no le digo vieja a ella, sino a la amistad (lo aclaro porque sé que es lectora asidua de este blog). Me estuvo contando que había empezado de nuevo, en lo que a "amores" se refiere. Él tenía muchas de las cosas que ella siempre le había pedido a un hombre... algo así me contaba...
"Ro, estoy echa un verdadero lío. Lo cierto es que él tiene un sinfín de cosas buenas, o al menos, las tenía".
En ese momento, me quedé perpleja cuando la vi llorar. Ella siempre había sido más fuerte que yo, en todo y para todo. Cuando la vi llorar, supe que en el fondo, pasaba algo más.
"No sé por qué está así, y lo peor es que, al no saberlo, no sé cómo reaccionar cuando estoy con él. Paso buenas horas a su lado, me hace reír y me divierto. Pero ya no es como al principio. Cuando le conocí, supe que aquello iba a ir más lejos de una simple amistad. Él me miraba y me hacía temblar. Cuando se acercaba a mí para susurrarme algo, me envolvía ese ambiente raro y extraño que sólo había conseguido crear... en fin, ya sabes, él. Todo era distinto y nuevo. Todo. Sus besos, sus abrazos, su sonrisa, mi vergüenza, todo. Ro, todo era diferente y genial. Por primera vez en mucho tiempo, me encontraba feliz. Me acostaba pensando en que al día siguiente me sorprendería con algo distinto. Un beso nuevo, un regalo escondido entre la ropa, cualquier cosa era buena para hacerme sonreír. Y siempre lo conseguía, con todo y con nada. Sabía exactamente cuándo estaba triste, cuando necesitaba un abrazo, cuándo sus besos debían ser tiernos y cuándo debían ser apasionados. A veces me entristece pensar que ha habido días que he tenido todo lo que siempre he soñado y lo he perdido sin saber por qué. Sin saber qué he hecho mal. Y me duele en el alma. Me duele no saber por qué se ha ido, por qué está a mi lado pero le siento ausente. Y sólo puedo llorar y llorar, y no puedo concentrarme en nada. No puedo ni quiero. Ahora, cuando llego a casa, me dedico a analizar todo lo que ha pasado entre nosotros. Intento buscar algo que me diga por qué ha cambiado tanto su actitud hacia mí. Primero pensé que fue el tiempo, después, la rutina. Tal vez, un mal día... pero los días se han convertido en semanas y las semanas en meses... y se acerca el primer año juntos y no encuentro ninguna razón por la que debería seguir junto a él. Sólo una, le quiero. Pero sinceramente, no sé si merece la pena luchar. Cuando pienso las cosas en frío, sé que no puedes obligar a alguien a que te quiera. Lo sé, pero es cierto que él hubo días en los que me quiso muchísimo. Veía en sus ojos un brillo especial cuando me besaba, e incluso, en mucho tiempo, los veía en los míos. Pero todo cambia. Y tú sabes que yo no puedo cerrar los ojos, mirar para otro lado y hacer como si no hubiese sucedido nada. No puedo. Tal vez por pura cabezonería, tal vez, porque me haga más daño pensar que no hay nada que recordar que un día sí lo hubo. Pero en fin. No puedo hacer nada. La situación ha degenerado de tal forma que ya no hay nada por lo que seguir estando a su lado. Antes te dije que era porque le quería. Ahora, porque como siempre, tengo mucho miedo a quedarme sola cuando le diga que no quiero seguir viéndole. Que no quiero que siga besándome, que no quiero que me abrace cuando no tengo ganas de salir de la cama. Que no quiero que me acaricie la cara y me regale un beso, uno de esos que un día definí "de niña chica". Pese a que me muero de ganas de que haga todas esas cosas. No sé cómo voy a salir de esto, pero supongo que tendré sacar fuerzas de algún sitio recóndito del alma, o tal vez, unir todo lo que un día me dio y aferrarme a él desde ahora, hasta el día en que le vea y no sienta nada. Porque de momento, cuando pasa por mi lado, me sigue haciendo sentir especial, sólo, con mirarme".
Y yo le dije: Supongo que será difícil, pero piensa que tú al menos, tuviste lo que siempre soñaste, y es eso con lo que tienes que quedarte para siempre. Por todo lo demás, seguro que saldrás adelante. Tarde o temprano. Y deja de llorar.

03 December, 2005

ANTES...
"No sé porqué ese miedo. De veras que no lo entiendo. Quisiera sentarme un día a tu lado, en el parque o en la orilla del mar. Sentarme, cerrar los ojos y escuchar qué te da miedo de mí y de mi forma de "quererte". Y lo pongo entre comillas porque, como te dije un día, como en todo en la vida, en el amor también hay grados.
Yo te quiero, es así. Y probablemente sea una tontería seguir negándolo, pero no me atrevo a decírtelo porque sé que vas a seguir huyendo, por lo que he optado por quedarme callada, ignorar que ese sentimiento existe y pensar sólo en estar contigo. Porque contigo, muchas cosas son diferentes. Lo primero, tú y yo. Somos totalmente diferentes. A mí me encantan que me digan que me quieren, ya sea mi niño (MI SOBRINOOOOOOO!!!), mis amigos o tú. Odio esas frases de... Te tengo cariño, te tengo aprecio, me importas.... no. Llamemos a las cosas por su nombre. Me quieres, a tu forma, pero me quieres.. Lo que pasa es que hay días que no entiendo esa forma de quererme. Tengo la sensación de que te molesta todo lo que hago. Y me has dicho mil veces que no, pero la sensación está ahí y cada vez crece más y más. Y mientras más trato de evitarlo, más aumenta. En fin, no nos desviemos del tema.
Como te he dicho antes, quiero escucharte hablar. Saber por qué tienes tanto miedo a que te abrace, tanto miedo a que te robe un beso, a que te pida un abrazo. Por qué ese pánico cuando te pido una caricia robada, cuando sólo quiero robarle al maldito reloj diez minutos para estar contigo. Pero, insisto, no voy a preguntarte. No sé si por temor a la respuesta, o porque te niegues a decirme por qué.
Lo cierto es que hay días en los que, cuando estoy contigo, te noto a millones de kilómetros. Mis labios te piden a gritos un abrazo pero la voz se quiebra antes de romper el silencio y sólo sonrío. Ahora, ahora ya no hay nada que te haga mirarme como lo hacías antes. Nada. Y eso me está destrozando el alma".

21 November, 2005

El día después...
No sé muy bien cómo empezar a escribir, aunque quizá debería decir "a escribirte". Si ese yo interior que todos tenemos dentro pudieses sentarse a mi lado a tomar café en esta mañana tan fría, me diría el clásico y doloros: ya te lo advertí. Y es cierto, me lo advirtió y además me lo llevaba advirtiendo desde que decidí abandonarme al calor de tus besos esconidos. Al calor de unos abrazos que me llenaban la vida de alegría, efímera y casi fugaz, pero alegría. Alegría como hace mucho tiempo no me había regalado nadie.
En fin, supongo que cuando alguien te dice ya que lo advertí es porque tiene la certeza de que pasará. Al igual que mi yo interior. Pasaría y los dos los sabíamos, tanto yo y mi yo interior, tanto yo y tú.
Me hice una promesa a mí misma la primera vez que me besaste: pasase lo que pasase, nunca lloraría por ti. Y no es porque no quiera, porque ahora mismo la verdad es que estoy sacando las fuerzas para no hacerlo de un lugar del alma que ni siquiera sé donde está, es porque el día a día no me lo permite. Y yo a mí misma tampoco. Salvo que anoche las lágrimas me abordaron en aquel banco donde todas las noches me he setnado a recordarte. Todas desde aquella primera vez que me besaste.
Ahora soy yo quien se va a abandonar a la rutina. Iré a trabajar, veré un poco la tele, iré a trabajar de nuevo y volveré a casa. A la misma casa que un día te vio entrar con una sonrisa inolvidable en los labios. Y me tumbaré sobre una cama llena de lágrimas a recordarte, porque ahora, es lo único que me queda. Al menos, de momento.

18 November, 2005

Por miedo o vergüenza...

"Anoche, cuando te fuiste, me sentí realmente sola. Sentada en el banco en el que todas las noches me siento a pensar en ti, pese al frío que nos está invadiendo, me puse a pensar en nosotros, si es que realmente existe un nosotros. Más de la mitad del día pienso que no, o mejor dicho, me hago a la idea de que ese "nosotros" es sólo un tú y yo. Pero hay veces, momentos, en los que una mirada tuya es capaz de sacarme de ese túnel oscuro y tenebroso en el que me encuentro inmersa muchas de las horas que estoy despierta. Sólo una mirada, un gesto y me derrumbo ante algo que no sabría muy bien definir, pero que me causa un miedo demasiado grande como para arrinconarlo en culquier lugar del alma y pensar que no existe. Es de nuevo ese miedo que muchos, incluido tú, consideran tonto y absurdo pero que me amenaza cada vez que te vas. Y el miedo deja paso a la soledad. A esa soledad que me invadió anoche cuando te fuiste y que no sé cómo explicarte cuando, antes de marcharte, me preguntaste por qué mis ojos se habían llenado de lágrimas".

03 November, 2005

Uno, dos... o cuántos...
(En realidad este relato se inició anoche, pero estaba metida en la cama, abrazada a un enorme edredón y no me apetecía salir de aquel abrazo de calor que me estaba brindado las suaves sábanas azules entre las que duermo)
Un episodio de Sexo en Nueva York me ha hecho pensar. Como si no tuviera suficientes debates en la cabeza, me invadió una necesidad imperiosa de preguntarme lo mismo que su protagonista. Cuántos verdaderos amores hay en la vida, cuándo estamos enamorados de verdad... Más allá de tópicos típicos, de esas frases tontas de.. mariposas en el estómago y complejo de flan -esa frase la acuñé yo porque cada vez que veía a cierta persona me temblaban las piernas como si fuese eso, un flan- nuestro verdadero amor, o al menos el mío, llegó un día cualquiera, a una hora cualquiera y de la forma más cotidiana que puede suceder. No hubo paseo por el parque, ni hubo una beso bajo las estrellas ni nada... Desde que le conocí ha sido un quiero y no puedo... y no se por que me pongo tan triste con todo esto.. mañana seguiré..

02 November, 2005

Tantas ideas... y sin nada en claro!!!

No me gusta pelearme contigo. Pero es que ya no puedo más. Demasiado tiempo, demasiado conformismo que me ha sumido en una apatía que me impide escribirte, hablar contigo... incluso pensar en ti. Yo pensé que el tiempo no haría mella en nosotros. Eso pensé, pero veo que no.
----------------------------------------------------------------------------------------------
----------------------------------------------------------------------------------------------
Tengo un millón de ideas en la cabeza sobre lo que escribir. Y sí, sigo entre debates. Y ya me están mosqueando con tanto debatir y debatir. Qué pasará si pasa esto, o puedo reaccionar así si fulanito o menganito me dice esto o lo otro. Estoy cansada, estoy cansada de escribir de buenas formas, cansada de callarme cada enfado, cansada de evadir tus ojos, cansada de todo.
En realidad, estoy muy muy mosqueada. Con quien o por que?? pos no tengo ni idea. Pero lo cierto es que tengo un mal cuerpo increíble. De una parte tengo muchas ganas de llorar, de otro, tengo ganas de gritar. De un lado, te cogería a solas y te diría esto que me lleva carcomiendo un par de días. Un par de días que parece poco, pero 48 horas dan para pensar y mucho. Y creo que demasiado. A veces quisiera meterme en una burbuja.
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
No sé exactamente qué me pasa, de veras que no lo sé. Voy a tener que empezar a cambiar todo esto. Ahora mismo, tengo ganas de estar sola, de llorar y de que alguien me abrace... pero sabes que? tampoco queiro estar sola, en el fondo, me da miedo estar sola. Quiero estar contigo... tumbada en el sofá o viendo la tele. Abrazada a ti o recostada sobre tu pecho. No tengo ganas de nada salvo de sentarme en un sillón y pensar en ti. Y de llorar. Me ahonda en el alma una tristeza que me está destrozando y que no sé porqué está ahí. Pero está, y duele, mucho. Me sigue presionando el pecho una angustia que me está destrozando, que me impide hablaar contigo. Me impide ser yo. El problema es que que no se cual es el problema o la causa de esta tristeza. Siento como la gente puede atravesarme, como soy inmune al cariño de los que me rodean. No encuentro ningún motivo de alegría. Me arrepiento de todo lo que hago, me arrepiento incluso de lo que no hago. Esto va muy mal. Muy pero que muy mal. A veces siento ganas de mandarte a paseo, a veces siento que sólo contigo puedo dejar de llorar. Esta angustia me está matando. Mi vida se está derrumbando sabes? no queda casi nada en pie, ni siquiera aquello que creí que no se caeria nunca. Simplemente, tengo muchas ganas de escribir, y de hablar con alguien. Pero como soy incapaz de explicar qué me pasa, me siento delante de esta pantalla de ordenador y escribo, tal vez sin mucho sentido.

Estoy mucho mejor. Me siento mucho más alegre que cuando empecé el día... y bueno, en cierto modo se por qué y a quién se debe. De nuevo, y aunque no te guste, GRACIAS.

Esa angustia que no me deja respirar

No se exactamente porqué estoy así. Sentada frente a la pantalla del ordenador, una angustia me presiona el pecho, me tiemblan las piernas... no sé.. creo que si me levanto ahora mismo me caería al suelo. No puedo respirar, es como si me estuviera aprisionando algo muy fuerte el pecho, tengo un nudo en la garganta, la habitación se está haciendo cada vez más pequeña sin saber exactamente por qué. Creo que es porque, después de "la otra noche" voy a verte. No me gusta estar así porque apenas puedo recordar en qué lugar están las teclas del teclado. No puedo, no puedo ahora mismo saber siquiera cómo voy a reaccionar cuando te vea. Me resigno a pensar que esto es porque voya verte. Me resigno y me voy a enfadar con este maldito corazón que salta de alegría ante tu presencia. Por breve que sea. Voy a tranquilizarme un poco. Al menos, voy a intentarlo. A ver cómo sucede... a ver.

20 October, 2005

Sin palabras para definirlo...

Necesito desprenderme de esta presión que me aprisiona el pecho cada vez que aparaeces. Necesito seguir hacia adelante sin que me aprisione este tempor a que todo sea demasiado tarde, lo necesito y, aunque sea un poco exigente, lo necesito ya.
Lo cierto es que, pese a todo, sigo sin avanzar, y lo que aún es peor -al menos eso creo- ni siquiera retrocedo. Estoy estancada. Estancada y aprisionada en un miedo que apenas me deja respirar y que me hace recurrir con demasiada frecuencia a tus recuerdos, a tus leves y breves recuerdos.
Esta mañana, cuando me despertó el sonido de la lluvia en el cristal, volviste a aparecer en mi mente y volví a enfadarme contigo. Ya tal vez también conmigo. conmigo por sentirme sola sin ti, conmigo por no querer cerrar los ojos y mirar para otro lado. En cierto modo, he dejado de arrepentirme por todo lo que pasó, o tal vez, por todo lo que no pasó.
No lo sé. Y estoy muy cansada para seguir en pie y pensando qué debo hacer cuando estés ami lado, qué debo hacer para olvidarte, qué debo hacer en definitiva para salir de esta situación en la cual he entrado sin saber muy bien por qué o por quién.
Te echo de menos, mucho. Incluso creo que demasiado. Demasiado para lo que puede soportar este corazón tan vacío y tan triste desde aquella ve que me dejaste, tan vacío y tan triste que ya no puede ni siquiera buscarte en aquellos besos tan dulces. Aquellos, a los que tan a menudo recurro para no sentirme más vacía de lo que ya me siento, para no sentir este frío me anegó el alma cuando me dijiste adiós.

17 October, 2005

Bendita rutina...

Probablemente he de acostumbrarme. A todo. No sé cómo definir esta situación. Supongo que he de dejar algo al azar, aunque no quiera ni me guste. Asimismo, supongo que debo dejar pasar el tiempo, que las cosas sucedan sin más, aunque durante esos días el miedo me asalte en cada segundo, aunque durante esos días, corra a lugares recónditos a derrarmar unas lágrimas que el mundo considera vacías.
Antes de llegar a esta última línea ha pasado algo un tanto inexplicable y que me ha puesto ciertamente triste. Notengo muchas ganas de escribir. Como siempre, sólo ganas de llorar.

15 October, 2005

En sueños...

Anoche volví a soñar contigo, como la otra noche, y la anterior y la otra. Pero anoche fue distinto. Durante varios segundos pude sentir el calor de tus labios en los míos, la suavidad de tus manos en mi espalda.
Fue como si por un momento, esa “venda” ficticia que colocan a todos aquellos que se aman, en nosotros fuese real, y la tuviésemos en los ojos. Buscábamos a tientas un lugar donde guardar cada beso, un lugar donde apenas atinábamos a encontrarnos los labios.
Tus dedos seguían los caminos que los poros de mi piel formaban y tus caricias me regalaban un placer infinito. Un deseo de parar ese maldito tic-tac del reloj me invadió de repente y me hizo precipitarme a unos brazos que me pedían a gritos un beso.
Fue todo demasiado real. Tanto que al despertar, había a mi lado una lágrima que se desbordaba por la suave sábana de seda azul.
- ¿Por qué lloras?- preguntaste.
- Nada, nada, sigue durmiendo amor mío- te respondía mientras me acomodaba entre tus brazos y empezaba a buscarte, otra vez en sueños. Malditos sueños.

29 September, 2005

Reflejos del deseo
Últimamente me invade una necesidad imperiosa de escribir a cada instante que no sé demasiado bien a qué o a quién se debe. Sólo cierro los ojos y escribo... y eso, eso implica muchas cosas, demasiadas...
"Anoche... anoche, cuando desperté y te vi a mi lado me asusté. Cerré y abrí los ojos un par de veces para despertarme de aquel sueño, porque, debía ser sólo eso, un sueño, un sueño más. Pero estabas allí, a mi lado, mirándome como si te fuera la vida en ello. Había algo dentro de mí que me empujaba a estar allí tumbada eternamente, a abrazarte con toda la fuerza que aún guardaba en los brazos, a besarte y sentir el calor de unos labios que siempre, desde la primera vez, me habían provocado un deseo infinito. Una fina sábana de seda me cubría la piel además de una magnífico sinfín de besos con los que habías llenado cada centímetro, cada recóndito lugar que te pedía a gritos una caricia apasionada. Estabas allí, tumbado, mirándome como si quisieras volver a regalarme todo el placer al que había sucumbido hacía escasamente una hora. En ese momento, tomaste mi mano, mi cuello, mis labios... y te empezaste a acercarte a mí con una sutileza que casi me hacía enfurecer. No quería dulzura ni ternura ni nada por el estilo. Quería una pasión nueva, quería saber que se te iba la vida en cada beso, quería saber que no importaba nada ni nadie. Sólo mis besos. Sólo tus besos. Sin preguntas, sin respuestas. Nada"...
Anoche, cuando desperté... no estabas a mi lado. En efecto, había sido sólo un sueño. Aunque dicen que los sueños son sólo el reflejo de lo que anhelamos cuando estamos despiertos... al menos, eso dicen...

27 September, 2005

Hace tanto tiempo...
Hace ya tanto tiempo que no sentía algo así, que ya ni siquiera puedo recordar qué he de hacer en estos casos. Me tiene aturdida, desconcertada... incluso me da miedo no saber reaccionar y eso me hace muy vulnerable. Acostumbrada a tener prevista cualquier posible reacción en cualquier posible dilema o altercado, lo cierto es que ni mis propias reacciones son ahora previsibles. No sé qué escribir porque los sentimientos se agolpan y se superponen... se roban unos a otros un lugar en mi cabeza y me invaden con una velocidad que tampoco puedo controlar.
Quizá también me dé miedo escribir todo esto, pero necesito plasmarlo, necesito quitarme de encima esta presión, necesito respirar aire fresco y empezar a pensarlo todo, a calcularlo todo como siempre he hecho, como hice hace tanto tiempo.

24 September, 2005

Cuando ni siquiera puedo soñar contigo...
Hay noches en las que ni siquiera apareces en sueños. Hay noches en las que, cuando el sol se esconde y ya no queda ni un maldito rayo de luz, no apareces en ningún rincón de mi vida, cuando te necesito para que pueda seguir llamándose así. Sólo quiero desperatar y tenerte al lado, o al menos, despertar, y saber que te tuve en sueños. Pero hay días, hay noches en las que las horas de soledad se pasean por mi lado, hay días en los que no tengo nada por lo que seguir luchando porque no consigo encontrarte ni siquiera en los sueños en los que siempre te he encontrado desde hace ya tanto tiempo. Cada día me da miedo ver amanecer sin poder encontrarte en ningún sitio, en ningún momento ni en ningún lugar. Me da miedo que el día avance en medio de una rutina desoladora donde nada es lo que parece.
Lo cierto es que ahora mismo, en medio de toda esta tristeza y tal vez desconcierto, el trabajo es lo único en lo que puedo refugiarme. Porque, sinceramente, no quiero volver a confiar en un encuentro que cada vez está más lejano, no quiero seguir regugiándome en tus recuerdos. Ya no quiero,o ya no puedo.
Yo no sé qué me pasa, pero ni siquiera puedo sentarme frente a esta pantalla de ordendor y escribirte. No puedo pensar en ti sin echarme a llorar. Y lo cierto es que me duele en el alme tu ausencia... y no me sale ni una sola palabra cuando siento una necesidad innata de escribirte.
Pero aún así, y después de todo, hay algo nuevo...

11 September, 2005

"Y es que no me gusta estar así, pero no puedo evitarlo. Hoy es uno de esos días en los que estaría sentada delante de la ventana dejando pasar las horas al mismo ritmo con el que se desbordan las lágrimas por mis mejillas. Siento unas enormes ganas de decirte que te quiero, de que, cada vez que hablo contigo, decirte que echo de menos abrazarte y que me abraces, de que, cada vez que me siento a mirar tu foto, una triste foto en blanco y negro en la que apenas se puede distinguir quien me acompaña, me aborda un miedo infinito a que un día ya no estés y no me quede nada tuyo en el alma, en este alma que me pide con ahínco estar a tu lado cada segundo que consumo de una vida ciertamente vacía cada vez que te vas.
Me siento sola, muy sola. No hay nadie que consiga llenar el vacío que hay tuyo en mi corazón, ni siquiera, hay quien quiera intentarlo. Sólo tengo ganas de llorar, y no, no me gusta estar así. No me gusta correr a cada instante a un sitio recóndito de cualquier lugar y derramar unas lágrimas que aparecen con demasiada facilidad, pero sólo, cuando nadie me ve.
Ya no sé si es tristeza lo que me abruma, ya no sé si es tristeza o soledad. A diario abro los ojos con la única ilusión de encontrar algo por lo que luchar, porque ahora mismo, no encuentro nada por lo que seguir en pie. Aunque siempre, puedo echar la vista atrás, y encontrarte en esa gran caja de recuerdos en la que te tengo escondido. Y siempre puedo abrir esa caja, con todo lo que eso implica".

29 August, 2005

Cuando la felicidad es efímera y la tristeza se torna eterna

Anoche, camino a casa, las lágrimas me abordaron con una naturalidad tan cotidiana como dolorosa. Lo cierto es que vuelvo a estar cansada, o quizá, llevo mucho tiempo cansada. De ti, de mí, y de esta maldita obsesión por seguir manteniendo en pie "algo" que ya ni pende de un hilo de esperanza. Y cuando no hay esperanza no hay nada, porque era la único que quedaba y ya no está. Y quizá, era lo único que me ataba a ti.
Ni siquiera puedo escribir sin echarme a llorar. Me duele en el alma un corazón roto, más roto aún de lo que ya estaba. A diario, casi a cada segundo, he intentado encontrar algo por lo que luchar y siempre has aparecido tú. Sea como fuere, o estuviese donde estuviese, siempre, en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia aparecías tú. Pero ahora ya no queda nada sabes, nada de nada. Estoy vacía, tan vacía que me atraviesa todo lo que me rodea y eso me enfurece. Me atormenta el pasar desapercibida delante de todos, el mirar hacia otro lado o correr a un lugar sin sentido, a un horizonte que no existe. Y todo esto es por ti.
Más de dos años a tu lado, y aún después de tanto tiempo y de tanto tiempo juntos, seguía pensando -hasta ayer- que era posible sacar todo esto a flote.
Ahora no. Quizá sea la definitiva, o quizá sea sólo la enésima vez que me prometo a mí misma que ésta será la última vez que confíe en ti. No lo sé.
Sigo teniendo miedo a perderte, mucho, pero ahora es más el vacío de sentirte tan lejos lo que me inunda, es mucho más la tristeza en la que se ha convertido cada una de mis días lejos de ti, que ese antiguo miedo a no saber qué hacer cuando te necesite.
Voy a intentar ponerle remedio a todo esto. Como dicen muchos, voy a "comprarme" una coraza, ya que mi corazón siempre acaba empujándome hacia ti. Hoy, ahora, espero que no.
Aunque probablemente, sólo tú y yo sabemos qué pasará... sólo tú y yo.

07 August, 2005

El prototípico y doloroso Te echo de menos

Estoy un poco cansada. Pero no sabría definir muy bien de qué. Lo cierto es que, a pesar de intentar disimular esta tristeza que ahora mismo llena todas las horas que paso lejos de ti, sucumbo sin querer a un desencanto que me aprisiona en lo que he venido en llamar el olvido. Con el temor de recurrir a frases tópicas y sin poder definir demasiado bien por qué me siento tan sola, he de decirte -si a tí, que sé que lees estas letras- que te echo de menos, mucho, aunque tal vez demasiado. Es típico en mí, pero es el sentimiento más claro que ahora mismo puedo definir, aunque tenga otros que se agolpan en la antesala de este alma vacía.
Lo cierto es que no sé porqué te echo tanto de menos. Pero tengo una necesidad intrínseca en el alma de verte a todas horas, un deseo de besarte que se agarra con ahínco al corazón y que apenas puedo disimular cuando te tengo delante. No sé porqué ahora, no sé porque de esta forma, sólo sé por qué contigo. Contigo porque sigues siendo aquel héroe al que un día escribí, contigo, porque sigo escribiéndote pese al tiempo que ha pasado desde la primera vez que lo hice. Contigo, porque sigues siendo el único al que tengo la necesidad de sentir cuando ni siquiera quiero abrir los ojos al mundo; cuando por la mañana, me lamento por no tenerte y respiro con fuerza para encontrarte escondido en algún rincón de este alma vacía. Tan vacía sin ti, tan vacía que te echo de menos más de lo que querría. Incluso, más de lo que un día pude imaginar que lo haría.
Sea sólo esto tal vez, maneras de pasar el tiempo, tal vez, maneras de no entristecerme más aún. Pero lo cierto es que cada una de las sinceras palabras que conforman esta carta lleva inscrito un solo sentimiento: la sensación de estar vacía cada vez que cuelgo el teléfono y termino de hablar contigo. Cada vez que dices adiós y temo no volver a escucharte nunca más.

16 May, 2005

Tan sólo tuya

Tuya, solamente tuya, aunque busque en otros labios lo que mi corazón le pide a los tuyos. Tuya y tan solo tuya, aunque robe de otros besos el sabor de la pasión que un día me regalaste. Tuya es como soy y como me siento, aunque haya quien desee robarme del alma todo lo que es nuestro. Es un secreto a voces, un susurro escondido en estos gritos ahogados, una lágrima que se esconde en el temrs de perderte, un corazón que se refugia en el recuerdo imborable que el olvido persigue con el mismo afán con el que un día lo guardé. Es eso y aquello, lo mío y lo tuyo, lo nuestro, todo. Es esto lo que siento por ti, cuando cierro los ojos y busco tu calor. Es así como me siento cuando tu voz resuena en mis oídos como el temblor de una antigua y casi olvidada galera romana. Es todo lo que te pertenece de mí, todo lo que te llevaste de mí, todo lo que robaste del fondo de mi alma.

Me siento tuya y sólo tuya, y cuando me siento así es cuando soy yo. Mientras el tiempo me roba un día más, una noche más de las que pudieron ser nuestras, siento como el mundo se derrumba a mis pies y me tambalea creando un miedo infinito. Tan infinito como la tristeza a la que sucumben mis ojos cuando te echo de menos, cuando respiro y te echo de menos, cuando viviendo sin ti, lloro la ausencia de tenerte al lado y no poder tocarte.

10 May, 2005

De imprevisto

Anoche estuve pensando en ti. Demasiado pronto, pensé. Tal vez.
Durante el día me habías invadido varias veces de golpe, pero había conseguido enterrarte entre un sinfín de documentos, trabajos y alguna que otra clase. Todos asuntos vanales, pensé cuando decidiste imponerte en mi nocturna rutina.
Tendida sobre la cama intentaba concentrarme - sin éxito - en aquel libro tedioso. Por un momento cerré los ojos y un escalofrío recorrió mi cuerpo, eras tú. Ya te habías cansado de esconderte.
Me impedías pensar en otra cosa que no fueran tus besos. Sonreí al recordarlo, y eso me dio miedo. Me quedé en blanco. No sabía reaccionar. Estaba tendida en a cama y sentía como caía a un vacío, como el cuerpo entero se evaporaba... y me dejaba solo con tu recuerdo.
Y te eché de menos. Eché de menos aquellos besos... aunque, al cerrar los ojos con mucha fuerza, conseguí sentirte a mi lado. Podía saborear tu sonrisa, podía temblar con el roce de tu piel, podía sonreír y sentirme nerviosa como la primera vez que me besaste.
Y pude cerrar los ojos y dormir. Cuando desperté, sentí una alegría desconocida en el alma. Y tal vez, sea demasiado pronto para albergarte en ella. O no.

20 April, 2005

El amor y el olvido

Un título tan usual y a la vez tan contradictorio nos hace plantearnos nuestra vida, y tal vez también la de los que nos rodean. Ayer realicé una visita a una amiga. Estaba igual de guapa que siempre. Un poco más feliz, se le notaba un brillo especial en los ojos. Tal vez.

Estaba rodeada de flores, esas flores amarillas que tanto le gustaban, y cuando la vi, las lágrimas me abordaron sin poder esconderlas en la sonrisa que mi alma buscaba con un afán desconocido. Con el mismo afán con el que ella solía agarrarse a la vida.

Y allí, a su lado, comencé a recordar todo el tiempo que viví a su lado. El cine, el parque, el río, todo, todo lo que un día fue nuestro y se llevó el tiempo sin avisar, sin ni siquiera dejar un recado en el corazón. Ahora no tengo nada, ya no tengo nada. Me lo robaron, igual que a ella le robaron las ganas de vivir, la ilusión por seguir, la alegría que inundaba su sonrisa siempre.

En España, aquí donde presumimos de democracia, donde la libertad es el principio que inculcamos con afán a nuestros hijos, en este país, aquí se fue ella.

Y sin embargo, no se puede hacer nada por evitarlo, o al menos eso parece. Allí estaba ella, sin nada que decir de todo lo que sufrió, sin poder gritar quién la mató, mientras algunos hacen de tripas corazón y seguimos viviendo como podemos.

Hoy he venido a verla porque hoy cumplo dieciocho años. Lo que más le he pedido a Dios, ese mismo Dios al que ella le rezaba cuando la puerta se abría, que todo esto fuera un sueño y que ella me despertase cuando el despertador sonara, es que ella no se fuese nunca... pero no debí gritar muy alto, porque ella no va a volver, ya nunca va a volver. Y en fin, no puedo hacer nada. Sólo llorar. Al que durante cerca de diecisiete años he llamado Papá llegó un día, y empezó a pegarle, sin parar, ella apenas gritaba porque como decía siempre, no quería asustarme, y cuando ese hombre, que ya no llamo Papá, la empujó por las escaleras… ella cerró los ojos para siempre.

Por eso, ahora que cumplo la mayoría de edad, quiero gritar a los cuatro vientos que las cifras que leo en los periódicos sobre mujeres maltratadas, quemadas, violadas y asesinadas por sus amorosos maridos, son y serán para siempre cifras. Y eso es lo que más nos duele a aquellos que lo hemos sufrido tan de cerca.

Invito a luchar contra lo que todos llaman Violencia de género, con el fin de que un día, aquellas mujeres que digan sí quiero, no tengan en el alma el miedo a morir un día en las manos a las que un día se entregaron.

01 April, 2005

Más allá del valor de un te quiero…

Hace pocas noches estuve pensando en ti, con todo lo que eso conlleva. Lo cierto es que ahora mismo no encuentro demasiado bien las palabras para definir lo que me viene atormentando desde entonces. Es una angustia en el alma que no me deja respirar, es una tristeza grabada a fuego en la piel, es… es… no sé… supongo que es ésta angustia lo que me impide describir exactamente lo que siento.

Releyendo por enésima vez un relato antiguo, las lágrimas me abordaron en aquella solitaria habitación. Abrí el cajón de los recuerdos olvidados, y encontré aquellos momentos tan nuestros que ya creí olvidados. Y encontré un te quiero, el primer te quiero que me habían regalado. Sincero, dulce, un te quiero que escondía mucho más de lo que se puede vislumbrar a simple vista. Más allá de ese te quiero había mucho de inquietud; había un sinfín de ilusiones, un sinfín de historias. Y todo, en menos de un segundo, salió disparado con ese te quiero.

Pero ahora, el progreso le ha quitado cierto valor a la palabra. Tal vez sean hipótesis de una mujer triste, en estos momentos. Enfadada con el mundo quizá, porque tras ese te quiero, ya no hubo más. Porque tras ese te quiero que tanto escondía, sólo hubo y hay tristeza. Apenas puedo recordar tus ojos, apenas puedo recordar tus besos, y cuando lo hago, la amargura de saberte lejos de mí, me roba toda ilusión, y me hace llorar de una manera desconsolada.

Sólo me queda cerrar los ojos y recordar el momento. Encerrarme en este maldito cuarto, sentada frente al único consuelo que tengo, tu foto y el ordenador, el único que sabe todos mis secretos. El único desde que te perdí.

31 March, 2005

Cuando el amor no es suficiente...

Dicen que el amor es lo mejor que tenemos en la vida... para vivirla. Dicen que el amor lo cura todo... un corazón roto, una amistad imposible... todo. El amor sabe hacer que digas en cada momento lo que tienes que decir, sabe encontrar el momento preciso para cada cosa, sabe lanzarte cuando no te lanzaría la razón, y sabe esperar cuando todo el mundo está a favor de que desesperes. El amor vuelve loco a cualquier corazón, sea grande o pequeño, altera el ritmo de una vida tranquila, rutinaria, sin grandes momentos o llena de ellos. El amor es grande cuando se alimenta… pero a veces permanece intacto aunque creamos que ya no existe. Nace cuando nadie apuesta nada por él… y duerme cuando estamos cansados y queremos que muera. Dicen que sin el amor no se puede vivir… se pueden pasar los días, contar los meses que va regalando el calendario, pero no puedes vivirlos todos al cien por cien.

Es esto lo que dicen… pero todo esto tiene demasiado de historia, de literatura e incluso de ficción. Porque hay veces, hay veces que el amor no es suficiente para que las cosas salgan bien. Y por eso escribo estas letras, desilusionada e indignada un poco, incluso. Indignada con todos aquellos que proclaman todas estas bellas cosas cuando son realmente felices, cuando en sus sedentarias vidas entra una persona que lo hace todo aún más perfecto de lo que ellos mismos podían pensar que era, cuando todo –según ellos, claro- es de color de rosa. Y me atormenta pensar que soy incapaz de darle amor a quien realmente quiero, me atormenta pensar que mis fallos son tan grandes y pesan tanto que no dejan ver todo lo que bueno que quiero hacer. Me atormentan los recuerdos de un amor, que no era tal, porque no era color de rosa, todo ello, según la filosofía de quien ama y es amado. Y es quizá esto lo menos difícil que haya. Y digo lo menos difícil, que no lo más fácil, porque no quiero que nadie se enfade. Son sólo palabras, nada más. Palabras que reflejan mi estado de ánimo, una vía de escape lo más digna que tengo, lo más digno a lo que puedo aspirar.

Y en estas veces en las que el amor no es suficiente, hay esfuerzo, ilusión, amor… claro que hay amor, nadie puede negarlo. Pero no es suficiente. No, porque por más ilusión que le ponga no funciona. Porque siempre hago o haces algo mal y todo vuelve a desvanecerse. Dicen muchos que porque no es un amor fuerte, o quizá, pienso, no somos demasiados fuertes para mantenerlo. Y entonces, qué hace que cada noche sean las lágrimas de este amor lo único que me acompañe; qué hace que viva pendiente de una llamada tuya; qué hace, entonces, sino es éste amor, que sólo piense en una nueva forma de arreglarlo todo, cuando el mundo entero me está gritando que ya nada tiene arreglo. Entonces, pregunto, os pregunto a todos vosotros, hijos de un amor eterno, amigos de una amistad ideal, enamorados de una vida perfecta, a vosotros os pregunto qué es lo que me tambalea la vida cuando le veo, qué lo que me mantiene con fuerzas cada mañana a pesar de pasar noches y noches en vela. No sé, y si esto no es amor, nunca lo encontraré. Es amor, si bien es cierto que no es suficiente. Te quiero, te quiero muchísimo, pero no funciona, no funciona por más que sea lo que más desee en el mundo. Ojalá encuentre pronto el fallo que estoy cometiendo contigo, ojalá… al menos, ojalá lo encuentre antes de que sea demasiado tarde.

29 March, 2005

Aquello será para siempre... inolvidable...

Aunque el título de estas letras suene un tanto a tópico, esos que tanto critico y odio... son tan sinceras como todo lo sucedido.
Alta mar... un inmenso Mediterráneo ante mí... un barco... de lo más parecido a cualquier escena de Titanic –era inevitable la comparación-, un intenso olor a sal mezclado con el aroma de deseo de nuestra piel... todo ello, todo... se anteponía frente a mí... incluido tú. Un cierto aire de tristeza aún guardaba en los ojos... un cierto aire de añoranza por... por el mismo amor de siempre, ese sentimiento de culpa que nunca me abandona... ni siquiera allí, perdidos, escondidos de todo progreso, ausentes de cualquier rastro de vida humana... solos, al fin, pensé. Por un momento, pude cerrar los ojos y al sentir tu aliento sobre mi espalda... al descubierto... un escalofrío me recorrió la piel y me hizo tambalearme para caer rendida en tus labios. Me abandoné sin dudar en ningún momento a cada uno de los impulsos de mi corazón que me acercaban más a ti... más y más… hasta el punto de que tus latidos eran tan míos como tuyos.
Respiré con fuerza... como si quisiese despertar del sueño... y me miraste con ternura, pasión, deseo y casi sin fuerzas preguntaste: ¿estás bien? ¿que te pasa?... Quizá nunca se habían interesado por mí con tanta dulzura... quizá; por un momento pensé en decirte que me daba miedo besarte como lo estaba haciendo... me daba miedo decirte que si seguías abrazándome así no querría dejarte nunca... me daba miedo decirte que aquello era sólo una semana y ya nunca más volvería a verte, quizá, nunca más volvería a saber de ti. Pero sellé mi miedo con un beso en tus labios ardientes. Te agarré con fuerza y te pedí un abrazo. Todo un lujo la situación, sin duda.
Aquellos labios despertarían la pasión del mismo hielo ártico. Y es esto lo que hicieron con los míos... despertar una pasión que llevaba mucho tiempo, quizá demasiado, dormida. Una pasión que parecía inaudita en mí, como si aún tuviera mucho que darte… después de todo lo que ya nos estábamos dando. Tus labios recorrían mi piel como si buscaran en ella pepitas de oro y cada poro moría cada vez que tus labios lo abandonaban. El deseo subía por mi espalda hasta la cabeza haciendo que cerrara los ojos y no los abriera hasta que los rayos del sol irrumpiesen en aquel espacio tan nuestro. Me robabas los besos entre risas, me abrazabas con una ilusión en los ojos desconocida para mí.
Me sentía feliz… simplemente feliz. Me divertía contigo. Era una pasión disfrazada de una ilusión nueva, era una ilusión disfrazada de una timidez que casi nunca había tenido en mi vida. Tus besos, tus manos, tus abrazos… todo era mío, te sentía mío y aquello me hacía muy feliz. Ponías la vida en cada roce de nuestra piel, el alma en cada beso en que se encontraban nuestros labios, el corazón en cada caricia que le regalabas a mi cuerpo.
Pero el mundo avanza aunque en momentos como éste deseemos que se pare. Debíamos seguir nuestro rumbo. Y así fue. Te dejé casi dormido en la cama y me fui, ya era la hora de desayunar. En menos de tres horas, volvería a verte… por última vez.

11 March, 2005

Ahora sólo queda... olvidarte

Una amalgama de sentimientos me inunda el alma en estos días fríos que se van. Lo cierto es que no sé muy bien por qué sigo echándote tanto de menos; pero tampoco sé por qué me siento tan desilusionada o por qué pienso que no debería llorar así por ti y me siento tan triste. Ojalá pudiera cerrar los ojos al escribirte y pensar en ti, y pensar sobre todo, que te quiero, te quiero mucho y aunque ahora sea la soledad la única compañía que me arropa, siempre puedo descolgar el teléfono y escuchar tu voz, tu cálida voz, y sentirme especial, como cuando estoy a tu lado.
Aunque supongo, que ese miedo tan antiguo y tan tuyo algún día debía hacerse realidad... ese antiguo miedo a perderte para siempre que me impide olvidarte, que me hace recordarte cada tarde y cada mañana. Ese maldito miedo que tanto daño le hace a mi alma entristecida con tu ausencia.
Ahora me cautiva la vida los restos de un corazón roto que te nombran en cada latido; ahora me roba la elocuencia el recuerdo de tu mirada que aún permanece intacto... clavado en la piel; ahora, ojalá pudiera llorar desconsolada junto a ti... abrazada a ti y abandonarme a tu sonrisa como un día abandoné mi cuerpo junto al tuyo y pude acariciarte el alma con cada uno de mis besos.
Pero lo cierto es que este miedo a perderte se ha evaporado... y me ha dejado el alma aún más vacía, porque, en lo más profundo de ella sé que te he perdido... sé que te he perdido y eso me hace vulnerable ante el mundo; me hace etérea ante el calor de los que me acompañan en este camino que muchos llaman vivir. Ahora es sólo tu ausencia quien me alberga en sus brazos, es sólo la soledad de sentirme tuya y no serlo lo que aún sigue moviendo esta máquina que se mueve en el pecho... es sólo, tan sólo, el recuerdo de lo que viví a tu lado, el recuerdo de tus besos, de tu esencia, de ti.

"Quisiera dedicar estas palabras a todos los que tal día como hoy hace un año hicieron más grande el cielo y dejaron la tierra aún más fría... a todos aquellos que cogieron aquel tren directo a las estrellas. Porque siempre, y ojalá no caigáis nunca en el triste olvido, siempre estaréis en el alma de todos aquellos que un día os lloramos".

03 March, 2005

Pese a todo... te quiero

Ocupas en mi alma un rincón que nadie podrá robarte nunca. Ni siquiera el maldito monstruo del tiempo que suele llevarselo todo, queramos o no. Este rincón es tuyo desde el día en que te conocí. Tal vez, haya dejado de amarte, pero no he dejado de quererte ni un sólo instante desde aquel domingo de diciembre, cuando el frío congelaba las sonrisas y se hacían muñecos de nieve. Ésta es la verdad. Amigos, compañeros, confidentes, amantes o extraños, siempre ha habido algo que nos ha unido y espero que no se pierda nunca.
Durante muchos días, cuando me invade el sosiego de la oscuridad y sólo pueden verme las estrellas, me usurpan el alma los recuerdos compartidos contigo. Y entonces, pienso en aquellas tardes juntos, aquellas noches, no sé, pienso en todo lo que he compartido contigo y una extraña sensación de tristeza me hace llorar sin saber muy bien porqué. Supongo que tengo miedo. Tengo miedo a que un día despierte y no pueda o no sepa encontrarte; tengo miedo a que todo esto sólo sea un sueño y en realidad sólo existas en él. Tengo miedo a perderte, a sentirte lejos y distante, étereo y fugaz, tengo miedo a que vuelvas a ser inalcanzable; tengo miedo a perderte, para siempre. Este sentimiento aparece en esas noches de soledad en las que la rutina hace mella en todos mis temores y sólo consigo encontrarte en tu rincón. Aparece, cuando el miedo a perderte se convierte en una amenaza, cuando me siento sola porque no se dónde buscarte.
Los días se caen del calendario con una velocidad abrumadora, y los amigos son lo más importante que tenemos para hacerle frente a cada momento difícil que nos toca vivir. Lo más bello de la vida es soñar. Cada día que paso a tu lado es un sueño hecho realidad. Hoy no hay ni palabras bonitas ni frases extrañas, sólo la verdad: te quiero, mucho y ojalá nunca lo olvides; pase lo que pase o quien pase. Ya te lo dije un día: pese a todos y a todo, un hombre o una mujer, una tormenta o un huracán, pese al mundo, te quiero.

24 February, 2005

La rutina me acerca a ti

Por qué me abandonas a la suerte de esta maldita soledad y me dejas desamparada en este camino tan vacío que es mi vida desde que aquel día decidiste marcharte... no sé porqué.. y por más que grito a este oscuro cielo pidiendo una respuesta no la encuentro. Te echo de menos mucho, tanto que apenas sé ya dónde buscarte. A diario, cada minuto de los muchos días de soledad que ahora arrojo del calendario, recuerdo las noches que he pasado junto a ti... ¿te acuerdas? Sólo quiero tenerte a mi lado cuando respiro; sólo quiero que al despertar sean tus labios lo primero que roce mi piel; sólo quiero que sea tu voz lo primero que inunde mis oídos, sólo, dormir contigo, soñar a tu lado… Ya no sé qué más escribirte, ya no tengo fuerzas... se caen un sinfín de lágrimas sobre estas letras, que intentan reflejar sólo un ápice del dolor que me atormenta el alma desde el día que te fuiste. Quiero llorar, llorar sin límites, llorar por ti, llorar porque es lo que más me recuerda a ti; aquella vez que juntos, aquella vez que te vi entrar en casa y me quedé inmóvil frente a la puerta. Apenas podía reaccionar.
Ahora, escucho tu música, leo tus mensajes, recuerdo tus tonterías y todo ello me acerca más a ti, si es que es posible.

18 February, 2005

Porque hay cosas que no morirán nunca...

Por un momento, no supe muy bien qué hacer con todo aquello que me hacía temblar y casi tambalearme sobre el suelo. La verdad, es que aún a pesar de todo, a pesar de tanto y tantos, yo seguía queriéndote... porque supongo, que tal y como dice la frase que precede a estas palabras... hay cosas que no morirán nunca.

Siempre podía cerrar los ojos y encontrarte en ese rincón del alma tan tuyo; ese rincón que no ha podido robarte ni siquiera el cruel olvido, ese que cada día me amenaza con llevarse todo lo que aún tengo tuyo en el alma, en la piel, en los labios... todos tus besos, tus abrazos, tus sonrisas. Y sigo siento tan tuya como al principio.

El tiempo ha conseguido robarme la elocuencia de años atrás y el valor para pedirte un beso. Ahora, sólo, sólo te miro y te siento aquí dentro, ahora sólo sonrío cuando tus ojos me miran porque la inquietud de saberme tuya me sigue manteniendo con vida... después de todo. Porque sólo tú y yo sabemos qué sentimos, porque sólo tú y yo podremos, dentro de muchos años, mirar atrás y saber que, aunque sólo fuese un instante, me hiciste la mujer más feliz del mundo. Porque puden pasar muchos días, muchas noches, muchas horas de soledad, pero siempre... podré cerrar los ojos y sentirte mío, porque hay cosas... hay cosas que no morirán nunca.

16 February, 2005

Una nueva ilusión

Hoy, 16 de febrero, miércoles, empiezo a rellenar esta pantalla de ordenador –el progreso nos invade-, con el fin inmediato de hacer perpetuo lo cotidiano de mi vida. Simplemente, un cuaderno de bitácora; un acompañante ficticio de unos días, sinceramente, tan llenos de soledad que los siento vacíos. Y lo cierto, es que escribir estas letras es un refugio idóneo para olvidar un poco este vacío que ahora mismo inunda mi sonrisa. Es por ello que he decidido mostrarme ante todos, ante todos aquellos que deseen verme... ya que, como dicen, no más ciego que el que no quiere ver.
Como miércoles que es, la semana se queda a medio camino entre la rutina y la ilusión; la rutina de ver cómo siguen cayendo días del calendario, y la ilusión de saber que tal vez, mañana, suceda algo diferente que consiga hacerme sonreír.
Y aunque el miércoles ya se va, la ilusión de este nuevo proyecto disminuye la tediosa rutina de unos días de facultad... que tienen su fin próximo... tal vez, demasiado próximo. Hasta mañana.