27 March, 2006

Cómo han cambiado las cosas...

Pese a todo, y sabes muy bien a qué me refiero con todo, sigo teniendo unas ganas enormes de que me abraces. Te echo de menos, aunque no te lo creas. Una inmensidad, te echo de menos una inmensidad. Echo de menos aquellas largas charlas donde me abrazabas mientras acariaciabas mi espalda, aquellos besos de niña chica que tengo guardados en lo más profundo de mi alma pero que ya nunca encuentro en tus labios... en vez de ellos, ahora sólo recibo esos "malditos" besos de compromiso, aquellos que das a cualquiera llenos de un cariño ínfimo.
Lo único cierto ahora, tras más de ocho meses, es que consigues hacerme sonreír cuando no tengo ninguna gana de hacerlo; consigues que al final, te mire y busque en tus ojos una sóla razón para sentirme tan tuya como me siento. El paso de los días me concede un valor que nunca he tenido. Ahora, que empiezo a ver el final del camino, el principio del abismo, me invade un miedo terriblemente doloroso, una soledad inmensamente triste. Es otra vez ese miedo a no saber qué hacer cuando me vaya, ese antiguo miedo que un día me impidió acercarme a ti, esa tonta vergüenza de la que tanto te burlaste. Releyendo un viejo email, el progreso nos invade, he vuelto a sentir esa inquietud al mirarte, pero sobre todo, al verme reflejada en tus palabras. "Yo también tengo ganas de verte"... cómo han cambiado las cosas...

06 March, 2006

Demasiado tarde...

Terriblemente triste. Nunca hasta ahora había conseguido saber qué me pasaba con tanta lucidez. Ya no hay mezcla de sentimientos ni angustia, sólo tristeza. Me cuesta un mundo seguir en pie, esconder unas lágrimas que se apilan en unos ojos tan casados como tristes, unos ojos que ocultan sin saber muy bien cómo la tristeza de un alma vacía. Las horas pasan pesadas delante de mí, los días se caen del calendario ante una vida que siento llena de un silencio desolador desde que practicamente, tengo conciencia de que la vida es vida. Dicen muchos que la vida es una caja de sorpresas... tópicos varios y últimamente demasiado recurrentes para intentar buscarle una solución a todo esto. Sólo tengo ganas de llorar, así de duro, así de débil. Y lo último que necesito ahora mismo, es que tú TAMBIÉN me abandones. Aunque es cierto que no puedes abandonar algo que nunca has tenido...
Supongo que me aferraré de nuevo a lo poco que me queda tuyo para seguir luchando por no sucumbir a una tristeza infinita... aunque quizá, ya sea demasiado tarde.