30 December, 2005

Odio recurrir a los tópicos cuando me siento a escribir aquí, pero... dada la fecha... se hace casi inevitable. El año se va, y el balance es tan obligado como negativo. Los últimos meses han sido, en lo que a lo laboral se refiere, muy satisfactorio. He aprendido muchísimo y además, sigo aprendiendo. Es lo más positivo que encuentro.
No obstante, el año me ha dado más penas que alegrías. Mi enanito ha cumplido dos años!!! Es una de las mayores alegrías. Cada sonrisa, cada palabra nueva, cada trastada que hace... me llena de fuerza... Y luego está la enanita, Lucíaaaa, que cada día crece más y ya se ha aprendido mi nombre, y el primero... Son dos tesoros. Pero...
Comencé el año de una manera, cuanto menos, rara. Mi pelea con el de siempre estaba candente, demasiado candente. Las cosas se iban solucionando, y en cierto modo, todo ya está olvidado. Pero la herida no se ha cerrado definitivamente y aún sigue haciendo mella en nosotros. Pese a tus intentos de hacerme creer que nada ha cambiado, hay muchas cosas que ya no son como antes. Y no es culpa nuestra pero en parte sí. Quizá es culpa mía porque, muchas de las veces en las que hubiera deseado abrazarte e incluso besarte no lo hice; me dejé llevar por la rutina o quizá por ese disfraz de amistad en el que me encuentro tan metida que a veces no sé ni cuál es mi verdadera piel. Ya no sé que siento por ti. Te quiero, mucho, no hace falta que estemos en Navidad para decírtelo, pero nada es como antes, y me duele en el alma porque yo creí que seria una de las pocas cosas que no se llevaría el tiempo.
Además del de siempre, como yo te llamo, han pasado muchas personas por mi vida. Vinieron unas, se fueron otras.
Tengo a una de las personas que más quiero, en lo que a amistad se refiere.. que nadie piense mal, lejos de Sevilla. Está en Madrid, y sé que, pese a la distancia, la amistad entre nosotros no va a debiltarse, al menos eso espero.
También ha llegado alguien importante a mi vida. Importante por lo que levantó en su día, importante por lo que hace por mí casi a diario. Le quiero, aunque en su caso, he de decir que le tengo cariño. Así es más fácil para ambos.
Reseñable, reseñable... muchas cosas.. pero... estoy agotada y ya, es hora de irme a casa y dormir. Un beso enorme para todos los que me quieren, a mi lado o en la distancia, sin decirmelo o haciéndolo. A todos y a todas... FELIZ 2006.

28 December, 2005

Sobre la amistad...

"Hay días en los que desearía salir de esta burbuja que me roba la sonrisa y hasta los recuerdos. Anoche me encontré con alguien aquí dentro: tú. Por un momento, sentí ganas de llorar. En el fondo, sé, que el tiempo puede robarnos todo lo que quiera, y todo lo que amemos. PEro tú sigues en mi alma, en mi corazón, en mi vida, agarrada con fuerza al recuerdo para no hundirte en el pozo del olvido. Y aunque no lo creas, y por circunstancias que ahora mismo me sobrepasan, no te demuestro tanto como querría que eso es así... Temo que un día, encuentre las fuerzas para decirte cuanto te quiero y no te encuentre... Y será, como siempre, por este miedo absurdo a romper la magia que nos une con unas palabras vacías de contenido. Siempre apelo a las palabras escritas, porque como todo, el viento se lleva aquellas que se pronuncian... pero no aquellas que se sienten, como éstas. Te quiero, y la primera sonrisa que me regalaste es uno de los pocos pilares que se mantiene en pie en mi vida. Uno de los pocos que soportan el peso del tiempo y de un tiempo en soledad, uno de los pocos pilares sobre los que me apoyo cada vez que creo que no hay nada por lo que luchar. Todo eso eres tú y aún más, pero ahora mismo, la tristeza del recuerdo de nuestra amistad me roba la elocuencia... así que lo dejaré aquí... no quiero perderte, nunca, pase lo que pase... espero que si te hice daño, puedas perdonarme... Y sé, que puedes, siempre lo haces. Un beso... a ti que me enseñaste qué era la amistad, a ti, MI AMIGA. TE QUIERO"

19 December, 2005

"No sé qué hacer contigo, ni conmigo. No sé cómo afrontar este maldita soledad que me está robando cada día que paso lejos de tu calor. Sólo sé que me siento sola, muy sola, más de lo que debería y más de lo que puedo soportar. Tengo muchas ganas de abrazarte y llorar. Abrazarte y volver a sentir el calor que antes me dabas. Tengo ganas de no tener que esconderme y huir de tu mirada. Tengo tantas ganas de que todo vuelva a ser como antes... Tengo ganas de despertarme cada día como aquella mañana en la que recibí tus primeros besos... sólo quiero eso... sólo. Tampoco pido tanto..."

17 December, 2005

Sin fuerzas...

Hace un par de horas que me di cuenta de lo mucho que te echo de menos. Y no sé muy bien qué hiciste o qué hice para que ese sentiemiento de soledad me abrumara así y aquí. Te echo mucho de menos. Echo de menos verte cada noche un rato; echo de menos aquellos besos medio robados antes de dormir y aquellas caricias que entre risas te pedía. Echo de menos mis besos de niña chica cada segundo que paso lejos de ti. Y sé que no hay nada que pueda arreglarlo, y probablemente, una parte de mí sabe que no hay ya ni siquiera ganas de querer intentar arreglarlo. Pero el sentiemiento de tristeza y abatimietno que me aborda cada vez que te vas se está afianzando de una manera totalmente dolorosa a este alma tan vacía desde aquella noche en que te perdí. Y lo peor, lo peor es que cada noche desde entonces sueño contigo y con tus besos... sueño con que algún día, me despertaré de esta maldita pesadilla que me tiene sumida en un infierno lleno de recuerdos... de tus tristes y ya tan gastados recuerdos..porque ahora mismo, es lo único que me mantiene en pie.

12 December, 2005

ESTO DE LAS CULPAS ...

"Ayer alguien me preguntó por ti. Le dije que ya no estábamos juntos, que, bueno, que no iba bien y que decidimos dejarlo. Le dije que tú no eras quién yo pensaba y probablemente yo no era tampoco quién tú imaginaste cuando me besaste la primera vez y te apresuraste a decir que era la mujer más dulce del mundo. Pero lo cierto es que me sorprendió mucho su comentario: Te buscas unos ejemplares... que ni Félix Rodríguez de la Fuente. Bromas aparte, no es el primer comentario que me hacen de este tipo. No obstante, me apresuré a decir el típico "Qué quiere que haga!!" eludiendo una parte de la responsabilidad de esta ruptura. Supongo que era demasiado difícil comprenderme, y no, no te estoy vacilando. Es la verdad. Y más ahora. Pero al menos, al menos debiste fingir que me comprendías o al menos, debiste intentarlo. No te tomes esto como un reproche, POR FAVOR; tómatelo como un consejo. Sé que cuando una pareja se rompe, son los dos quienes tiene algo de culpa -salvo raras situaciones-. Ayer, tras ese comentario, me puse a pensar qué parte de culpa es la mía. Supongo que, al principio, me negaba a tomarme esta relación en serio echándole la culpa al tan recurrido tiempo.. aún es pronto, sólo llevamos... Pero no son más que excusas. Me daba miedo pensar que las cosas pueden cambiar. Y ambos sabemos a qué me refiero. Pero hubo un momento, hubo un segundo en el que te vi mirarme como nadie lo había hecho en mucho tiempo, y supe que merecía la pena quitarme esta coraza y abrirte un poco la puerta de mi corazón roto. Es cierto, tengo el corazón roto y el alma vacía. Me ahonda una tristeza tan dura como dolorosa. Y sé que es difícil de entender porque paso la mitad del tiempo sonriendo y la otra buscando cómo disimular la tristeza aunque no tenga ganas de sonreír. Pero ha habido y hay días en los que no quiero buscar una excusa, sólo quiero llorar. Y sólo quiero, o quería, que fueses tú quién recogiese esas lágrimas y las lanzase al viento para que no volviesen nunca más. Tal vez te pedí demasiado, o tal vez no te lo pedí. Supuse que sabrías cuándo besarme o cuándo abrazarme. Hasta aquí, es cierto, tengo la culpa de querer que fueses mi amigo antes de mi... supongo que he de escribir novio. Tengo la culpa de querer estar contigo en esas noches en las que sólo podía llorar. Sin porqués, sin razones, sin preguntas... Y sé que esto es muy difícil de explicar. Es cierto, tengo yo esa culpa. Pero ahora, ahora ambos sabemos que la culpa de que ya ni siquiera quiera o pueda mirarte a los ojos es tuya. Ésta no es la forma y lo sabes. Si te hice daño, lo siento. Lo siento muchísimo porque no te lo mereces. Pero por favor, no me hagas más daño aún del que un día me hizo tu silencio cuando te pedí a gritos un te quiero que nunca llegó. Era la primera que desde el día que te conocí te pedía algo así, y tu silencio, y sobre todo, tu absoluto "pasotismo" me hizo un daño que, a día de hoy, es casi tan irreparable como mi fracutra de escafoides. Espero que al menos, te sirva para la próxima relación. Un beso... al menos, eso sí".

06 December, 2005

Anoche me encontré con una vieja amiga. Y no le digo vieja a ella, sino a la amistad (lo aclaro porque sé que es lectora asidua de este blog). Me estuvo contando que había empezado de nuevo, en lo que a "amores" se refiere. Él tenía muchas de las cosas que ella siempre le había pedido a un hombre... algo así me contaba...
"Ro, estoy echa un verdadero lío. Lo cierto es que él tiene un sinfín de cosas buenas, o al menos, las tenía".
En ese momento, me quedé perpleja cuando la vi llorar. Ella siempre había sido más fuerte que yo, en todo y para todo. Cuando la vi llorar, supe que en el fondo, pasaba algo más.
"No sé por qué está así, y lo peor es que, al no saberlo, no sé cómo reaccionar cuando estoy con él. Paso buenas horas a su lado, me hace reír y me divierto. Pero ya no es como al principio. Cuando le conocí, supe que aquello iba a ir más lejos de una simple amistad. Él me miraba y me hacía temblar. Cuando se acercaba a mí para susurrarme algo, me envolvía ese ambiente raro y extraño que sólo había conseguido crear... en fin, ya sabes, él. Todo era distinto y nuevo. Todo. Sus besos, sus abrazos, su sonrisa, mi vergüenza, todo. Ro, todo era diferente y genial. Por primera vez en mucho tiempo, me encontraba feliz. Me acostaba pensando en que al día siguiente me sorprendería con algo distinto. Un beso nuevo, un regalo escondido entre la ropa, cualquier cosa era buena para hacerme sonreír. Y siempre lo conseguía, con todo y con nada. Sabía exactamente cuándo estaba triste, cuando necesitaba un abrazo, cuándo sus besos debían ser tiernos y cuándo debían ser apasionados. A veces me entristece pensar que ha habido días que he tenido todo lo que siempre he soñado y lo he perdido sin saber por qué. Sin saber qué he hecho mal. Y me duele en el alma. Me duele no saber por qué se ha ido, por qué está a mi lado pero le siento ausente. Y sólo puedo llorar y llorar, y no puedo concentrarme en nada. No puedo ni quiero. Ahora, cuando llego a casa, me dedico a analizar todo lo que ha pasado entre nosotros. Intento buscar algo que me diga por qué ha cambiado tanto su actitud hacia mí. Primero pensé que fue el tiempo, después, la rutina. Tal vez, un mal día... pero los días se han convertido en semanas y las semanas en meses... y se acerca el primer año juntos y no encuentro ninguna razón por la que debería seguir junto a él. Sólo una, le quiero. Pero sinceramente, no sé si merece la pena luchar. Cuando pienso las cosas en frío, sé que no puedes obligar a alguien a que te quiera. Lo sé, pero es cierto que él hubo días en los que me quiso muchísimo. Veía en sus ojos un brillo especial cuando me besaba, e incluso, en mucho tiempo, los veía en los míos. Pero todo cambia. Y tú sabes que yo no puedo cerrar los ojos, mirar para otro lado y hacer como si no hubiese sucedido nada. No puedo. Tal vez por pura cabezonería, tal vez, porque me haga más daño pensar que no hay nada que recordar que un día sí lo hubo. Pero en fin. No puedo hacer nada. La situación ha degenerado de tal forma que ya no hay nada por lo que seguir estando a su lado. Antes te dije que era porque le quería. Ahora, porque como siempre, tengo mucho miedo a quedarme sola cuando le diga que no quiero seguir viéndole. Que no quiero que siga besándome, que no quiero que me abrace cuando no tengo ganas de salir de la cama. Que no quiero que me acaricie la cara y me regale un beso, uno de esos que un día definí "de niña chica". Pese a que me muero de ganas de que haga todas esas cosas. No sé cómo voy a salir de esto, pero supongo que tendré sacar fuerzas de algún sitio recóndito del alma, o tal vez, unir todo lo que un día me dio y aferrarme a él desde ahora, hasta el día en que le vea y no sienta nada. Porque de momento, cuando pasa por mi lado, me sigue haciendo sentir especial, sólo, con mirarme".
Y yo le dije: Supongo que será difícil, pero piensa que tú al menos, tuviste lo que siempre soñaste, y es eso con lo que tienes que quedarte para siempre. Por todo lo demás, seguro que saldrás adelante. Tarde o temprano. Y deja de llorar.

03 December, 2005

ANTES...
"No sé porqué ese miedo. De veras que no lo entiendo. Quisiera sentarme un día a tu lado, en el parque o en la orilla del mar. Sentarme, cerrar los ojos y escuchar qué te da miedo de mí y de mi forma de "quererte". Y lo pongo entre comillas porque, como te dije un día, como en todo en la vida, en el amor también hay grados.
Yo te quiero, es así. Y probablemente sea una tontería seguir negándolo, pero no me atrevo a decírtelo porque sé que vas a seguir huyendo, por lo que he optado por quedarme callada, ignorar que ese sentimiento existe y pensar sólo en estar contigo. Porque contigo, muchas cosas son diferentes. Lo primero, tú y yo. Somos totalmente diferentes. A mí me encantan que me digan que me quieren, ya sea mi niño (MI SOBRINOOOOOOO!!!), mis amigos o tú. Odio esas frases de... Te tengo cariño, te tengo aprecio, me importas.... no. Llamemos a las cosas por su nombre. Me quieres, a tu forma, pero me quieres.. Lo que pasa es que hay días que no entiendo esa forma de quererme. Tengo la sensación de que te molesta todo lo que hago. Y me has dicho mil veces que no, pero la sensación está ahí y cada vez crece más y más. Y mientras más trato de evitarlo, más aumenta. En fin, no nos desviemos del tema.
Como te he dicho antes, quiero escucharte hablar. Saber por qué tienes tanto miedo a que te abrace, tanto miedo a que te robe un beso, a que te pida un abrazo. Por qué ese pánico cuando te pido una caricia robada, cuando sólo quiero robarle al maldito reloj diez minutos para estar contigo. Pero, insisto, no voy a preguntarte. No sé si por temor a la respuesta, o porque te niegues a decirme por qué.
Lo cierto es que hay días en los que, cuando estoy contigo, te noto a millones de kilómetros. Mis labios te piden a gritos un abrazo pero la voz se quiebra antes de romper el silencio y sólo sonrío. Ahora, ahora ya no hay nada que te haga mirarme como lo hacías antes. Nada. Y eso me está destrozando el alma".