24 December, 2007

La habitación 1408



¡Qué pedazo de película! En realidad, tenía mis reticencias. Me explico. Está basada en un relato de Stephen King, y eso puede ser demasiado para cualquiera. Cusack lo borda, la mejor película que le he visto, y le he visto muchas. Y Samuel L. Jackson, bueno, como siempre, sencillamente increíble, y eso que sale relativamente poco.

Lo cierto es que, salvo los diez minutos iniciales en los que la trama está aún por desvelar, la proyección te mantiene con el corazón en vilo y los ojos entreabiertos todo el tiempo.

Muchos han criticado el final, pero de todos los posibles, era el menos doloroso y el menos trágico. Tiene buenos giros y "sustos" en el momento indicado.

No es que yo sea una experta en el tema de las películas de terror, pero ésta, al menos, te deja sin aliento en muchos momentos pero no sales del cine con ganas de vomitar por exceso de sangre, cabezas cortadas y otro sucedáneos. Merece la pena.

21 December, 2007

El espíritu navideño



Se ha perdido. El espíritu navideño se ha perdido definitivamente, o eso parece.
Esta semana me he paseado por los centros comerciales de Sevilla como doscientas veces o así. No exagero. "Encargar" los regalos a los Reyes Magos tiene su tiempo. Pero hay más de uno que se le olvida que todo esto se produce en Navidad, y que uno, en Navidad, no debe enfadarse.
Estaba yo hoy en el mostrador de información de El Corte Inglés, esperando mi turno -todos sabemos que en Navidad hay que esperar el doble de tiempo, entonces, ¡para qué quejarse!- cuando escucho a un "tipo" (hasta ese momento no tenía definición) recriminando a la dependienta no sé qué cosa; vamos, que había tenido que ir por el ticket -y al lado había un cartel de al menos 25 centímetros: Necesario el ticket de compra para cualquier devolución-, que había tenido que esperar dos veces la cola y que se estaba equivocando. En efecto, la dependienta se había creído que no podía hacer una devolución sólo con el cargo de la tarjeta, pero en realidad sí podía. Se lo estaba intentado explicar, pero el tipo nada, erre que erre, a su rollo, sin dejarla hablar. Que si hay que ver qué tanto tiempo, que si ahora dice esto y no lo otro, que si no puede pedir perdón -¡quillo! que te está intentado explicar las cosas-... Y el colmo fue cuando la muchacha le pide la tarjeta y se la tira en el mostrador: ahora la tarjeta, y el carnet -con el correspondiente porracito en la mesa-, a ver qué más quiere.

Le miré con cara de asesina. Es una trabajadora, pero es una persona. Y a nadie le gusta trabajar en Navidad, pero hay gente que tiene que hacerlo para que otros, como yo y, por desgracia, como el tipo podamos hacer nuestros "encargos". Pues no.

Primero. Qué poca educación. Todos hemos reclamado alguna vez algo, pero no así, con ese tono tan despectivo.
Segundo. Es Navidad, tío. Una tregua aunque sea en Navidad. Es tiempo de estar con la familia, de cantar, de comer, de abrir regalos... Es un tiempo feliz al menos para los que puede serlo. Pero no te encargues tú de amargarle el día a nadie.
Tercero. Me sorprende que, cuando termino de pagar en los sitios o cuando me voy de algún lado, al decir Feliz Navidad, la gente se sorprenda y diga "Igualmente". Es el tono de sorpresa y a la vez de agradecimiento lo que me hace más feliz. Me siento bien haciéndolo. Y me gusta.

Así que, chicos y chicas, Feliz Navidad.

16 December, 2007


Mi corazón empieza a tomar aire. Si es que ya dije que el blog debió llamarse http://mividaenblancoyverde.blogspot.com, pero... Pese a que este Betis sigue dando casi la misma pena de antes, ese casi, unido a las dos victorias consecutivas en liga, parece que nos ha dado un poquito de aire. No es que sea un vendaval, pero menos dan las piedras... O Cúper, según se mire.
Lo cierto y verdad es que, aunque el equipo no juega como el Arsenal del genial Cesc Fábregas -expulsado ayer ante el Chelsea-, parece que va a mejor. Y eso es lo más positivo que tenemos que quedarnos, que va a mejor.
De todas formas, por lo que he podido ver, el partido de ayer ante el Almería -cómo juega al fútbol la gente de Emery- no fue ni mucho menos para enseñárselo a mis niños cuando sea abuela, pero... Hay que tener paciencia. Al menos, no terminamos sufriendo.
Mención aparte merece el "tanque" Pavone, que, cierto es que como modelo no tiene futuro, pero como delantero se lo está ganando poco a poco. Ayer hizo otros dos goles y le anularon otro que, en honor a la verdad, tengo que decir que parece legal. También es cierto que el Almería terminó con diez, y que pudo hacerle algún que otro gol cuando ganaban 0-1 después del penalti de Negredo, pero... Bueno, ganamos y eso, hoy por hoy, es un mundo.
Hoy soy un poquito más feliz.

19 November, 2007

Los árbitros y las capitales

"Robos" arbitrales los ha habido en todos los campos. Árbitros que rompen ilusiones y equipos que se vienen abajo. Hasta ahí, estamos de acuerdo. Pero de ahí, a formar lo que se formó ayer en El Arcángel (estadio del Córdoba), no tiene nada que ver. Pero nada de nada.
Al término del partido, los "ultras" blanquiverdes esperaron la salida, supuestamente, del árbitro para recriminarle no sé muy bien qué, porque, humanos somos todos, y todos nos podemos enfadar. Y de pronto, salen los compañeros de Canal Sur, que estaban más indignados que nadie -que por cierto, el Poli Ejido también es andaluz- y empiezan cuatro tontos a increparles, a decirles de todo, a amenazarlos y casi a pegarles, de no ser por la actuación de la Policía. Pero vamos a ver... Que no nos cieguen los colores. Que no, que así no vamos a ninguna parte. Que no hay culpables, que el árbitro es una variante en una ecuación y ya está. Que si no se gana este pues será otro. Que sí, que jode, claro, a mí me lo vais a contar; pero ya está. Uno se va a casa con su mosqueo, deja al árbitro por los suelos y el lunes, a trabajar. A crear otra vez la ilusión y ya está.
Lo más gracioso de todo es que entre los insultos a los periodistas de Canal Sur estaba el de "sevillano, sí, que tú eres de Sevilla...". Y yo. Y qué. No veo dónde está el insulto.
Qué pena que no sepamos ver lo bueno de tener ocho capitales. Qué pena que creamos que hay ocho banderas y no una. Así le va tan bien a la gente de Cataluña. Porque ellos van a una. No como nosotros, que en vez de parecer paisanos parecemos enemigos. Si es que alguno no se cree que en realidad lo somos. En fin.

09 November, 2007


Quisiera ser capaz, decirte la verdad, decirte que me va realmente mal...
Y en lugar de eso, sonrío y tiemblo...


Hace muchísimo tiempo que no escribo en el blog. Demasiado. No es apatía, ni falta de temas, es... Supongo que un poco de todo. Una mezcla.


Y hoy no es que sea el mejor día. Pero quiero dejar constancia aquí, en mi blog, en mi cuaderno de bitácora, en mi particular desquite de sentimientos encontrados y fuertes emociones, en casi el único rincón en el que puedo ser yo sin temor a ser considerada absurda, tonta y pequeña, inculta e inmadura, lo que me aturde en estos instantes.


Casi marca el reloj las doce de la noche. Y, desde aquí, quiero decirte, a ti, a ese tú al que le llevo escribiendo casi un año, al que me hace sentir tan bien tantas veces, tan especial tantas otras, que lo siento. Lo siento en el alma. Siento ser tan tonta y no ver las cosas buenas. Siento ofuscarme, enzarzarme en una pelea absurda, discutir sin tener por qué. Siento no ser capaz de decirte la verdad. Siento ser tan burra.


Quiero decirte gracias, gracias por todo. Por estar ahí siempre, por quererme, a tu forma; quiero pedirte que me perdones, que no pasa nada, que eso es lo de menos, que voy a estar aquí para tus días malos, también.


Gracias. Muchas gracias.

30 August, 2007

Puerta, tío, cuidate y cuidanos



Es la segunda vez en este cuaderno de bitácora que escribo sobre un sevillista... Me permito la licencia de tutearte, ¿ok?

Puerta, tío, cómo nos haces esto... de verdad. Dos días sentada en el sofá con un nudo en la garganta que ni cuando el Betis se metió en la final de la Copa y Dani no llegaba a la portería (¡corre tío, corre más!)... Tío, que ahora me siento mal cuando bromeaba contigo y los tuyos -vale, sobre ti y los tuyos-... ¡Vaya con los palanganas estos!... Perdona los vaciles, pero no quiero volver a ponerme triste. Sí, yo soy verderona, además de las cabezotas, de las burras, pero no de las violentas, no me riñas.
Yo te vi varias veces allí en la ciudad deportiva y te quiero contar una cosa que pasó un día, por eso de ser una tía entre muchos tíos. Pues allí que entraba tu compañero Enzo (entre tú y yo, es guapísimo) y bromeaban conmigo los compañeros al respecto...
-Qué ojos... por decirlo en plan fino, añadí a los comentarios
Y luego pasaste tú...
-Este no me gusta mucho, es que es un poco "enclenque" (supongo que se escribe así)...
-Pues es un crack, me dijo alguien.
-Sí, las tías como siempre -replicó otro- el chaval es un tipo genial... Mientras bromeabas con alguien por allí cerca...
Tío, yo pensé que te ibas a salvar. Ahora en serio. Aquí dejas un montón de cosas buenas y espero que nos cuides desde ahí. Yo he llorado por ti como suelo llorar cuando las cosas me duelen al respirar, sin sentir el corazón, sin poder llevarme un soplo de aire a la garganta... Las lágrimas me resbalaban hasta los labios, te miraba ahí corriendo como un poseso -que en algún que otro derbi yo decía: "vaya el niñatillo cómo corre, a ver si aprende alguno de los míos", marcando goles, sonriendo, una y otra vez... Tío, yo, siendo más bética que el escudo, te voy a echar de menos. A mi forma, claro, sería una hipocresía decir otra cosa, pero te voy a echar de menos, en serio.
Cuidate allí arriba y sigue jugando al fútbol, que digan lo que digan, te irá bien. Dicen que los ángeles es en lo único que son malos, en los partidos de fútbol, porque son muy blanditos.... Bueno, lo dicho, que voy a ver si mi Betis me arranca una sonrisa porque tú te has llevado las mías de esta semana y las de toda Sevilla. Cuidate. ¡Ah! Y échale una mano a los presidentes, a ver si hacen más el amor CON LOS ABRAZOS... y menos le guerra DIALÉCTICA.
Lo dicho, un besazo

03 July, 2007

Esas pequeñas cosas




Hay un universo de pequeñas cosas
que sólo se despiertan
cuando tú las nombras...
Alejandro Sanz.

Escribir sobre las pequeñas cosas nunca ha sido objeto de mi interés, literario, se entiende. Puede que, en parte, porque nunca creí en la importancia de esos detalles ni en la leyenda de que son los que te mantienen en pie. Sin embargo, mi vida ha cambiado tanto y pende hasta tal punto de un hilo, que empiezo a darle una importancia extrema a cada una de las cosas que antes consideraba estúpida. A detalles como un «gracias», escueto y simple, que me hacen sonreír en medio de un mar de lágrimas. Sentada en el balcón que da a esa calle tan vacía e insulsa para mí, contemplando un cielo tan oscuro como frío, recupero detalles tan ínfimos como un beso en la mejilla o un abrazo no pedido. Suelo quedarme suspendida en el tiempo, sobre todo, cuando termino de hablar contigo. Miro las estrellas pero no las veo porque me encuentro inmersa, metida hasta el tuétano, en todo lo que me das y no consigo retener conmigo. Respiro profundo y me ahogo en este mar de soledad que tú no comprendes y del que me pides que huya con una facilidad que yo no alcanzo a encontrar. Me pides que despierte de una pesadilla que no comprendes ni sufres; me pides que despierte a un mundo que me hace sufrir aún estando dormida. Y sin embargo, recuerdo una y otra vez esas tonterías tontas, esas frases dichas sin pensar. Es aquella inquietud antes de verte lo poco que aún me mantiene el corazón vivo; es aquella alegría, oculta a base de puñetazos, de las pocas cosas que aún me hace reír. Me cuesta respirar al recordarte e incluso me cuesta recordarte, pero son esas pequeñas cosas compartidas contigo lo único que me merece la pena tener guardado. Respirar, lo que se dice respirar, lo hago por rutina; vivir, lo que se dice vivir, hace tiempo que dejé de hacerlo. Mis ganas, como yo, se quedaron en el pasado, perdidas en aquel beso, en aquella inquietud, en aquella timidez tonta.

03 June, 2007

Igualdad: la gran mentira del siglo XXI (I)




Esto de la igualdad es un timo. Puro y duro. No hay igualdad en general, y mucho menos en el tema del sexo. O es que no hay hombres (y muchos) que aún se escandalizan cuando una mujer le dice: «Tengo unas ganas de tirármelo...». En cierto modo, y en demasiados sitios, aún sigue vivo aquello de que los hombres se tiran a las mujeres y éstas hacen el amor. Sí, en serio. Es más, lo peor es que también hay mujeres que piensan así. Ese machismo es peor, porque el enemigo está en casa. Lo cierto es que, entonces, no recula un hombre en una discoteca si una chica va y le dice: «Tengo ganas de montármelo contigo. ¿Vamos?». Hay quien puede decir que eso suena bruto lo diga un hombre o una mujer, pero ¿por qué? No se nos llena la boca diciendo que estamos en el siglo XXI y que hay que dejar atrás las ataduras, la cursilería y demás... Es sexo. Sólo. Ganas de pasar un rato divertido, olvidar la rutina por unas horas (o lo que dure) y, sobre todo, pasarlo bien.Cierto es también, sin duda (eso está comprobado), que hay muchas mujeres que aún creen que es el hombre el que debe acercarse a hablar con ellas. Incluso, hay mujeres que piensan que si un hombre al que acabas de conocer te gusta mucho —hablamos de gustar en el sentido de que te gustaría tenerlo como novio, no como amigo «esporádico»— no deberías mantener sexo en la primera cita. Pero, volvemos a lo mismo de antes, ¿por qué? Supongo que porque aún se ve el sexo como una forma de entrega. «Ahí te entregas toda a él, ¿qué te quedará después?». Sinceramente, yo tengo muchas más cosas que entregar que una noche de pasión. Sea una noche en la que practique sexo o haga el amor. En cualquier caso, tengo unas ganas de... ¡Pegarle una patada a tanto tópico! Tengo varios frentes abierto, sí, ¿y qué? ¿Soy peor mujer por ello?¿Soy una mujer de mala vida?¿Debo sentirme mal por ello? Hay mujeres así, y también de las que piensan que el sexo y el amor no deben ir separados (ellas se lo pierden). Lo importante de todo es que ambas posturas son totalmente respetables, pero sólo se critica la primera. En fin.

11 May, 2007

Echarse o no novio...(I)

"Ojala y te me borraras para siempre de mi vida
Para no volverte a ver
Ojala y te borraras por las noches en el día
Para no volverte a ver
Ojala y te me esfumaras de mis sueños, vida mía
Para no volverte a ver".

Maná. Amar es combatir.

Recuerdo el capítulo de Sexo en Nueva York en el que el gran amor de Carrie, Big, la recoge con el coche en medio de una avenida y le dice, después de que ella le "comentara" que Aidan le había pedido matrimonio: "Chica, tú no eres de las que se casan...".


Alguien me dijo hoy: "Tú no eres de las que se echa novio...".
¿Y por qué no? Pero la pregunta no es esa, ahora mismo. La pregunta es... ¿Hay un prototipo, un canon, un modelo para convertirse en "mujer que se casa"? O, es más, ¿hay que cumplir requisitos? Y esos requisitos, si existen, ¿se traen de fábrica o se adquieren?
Más allá de querer caer en tópicos varios sobre el amor eterno, el flechazo y varios -espero no caer nunca en eso (eso=tópicos=)-, una no sabe si es de las que se echa novio o no. Partiendo de la base de que el concepto es muy, muy polivalente, vamos, que tiene muchas versiones, lo cierto es que para echarse novio/a no es que haga falta una serie de requisitos personales, sino, más bien, una serie de circunstancias. Lo malo es que cada vez que intento escribirlas, me salen más tópicos. Además, en una relación hay conceptos bases que escapan al hecho de los "requisitos" básicos que en teoría se han de tener.


El sexo, por ejemplo. Encontrar la sintonía en la cama puede ser la base de encontrar la sintonía en muchos otros aspectos de la vida en común. Si él no te satisface, si tú tampoco lo haces a él, no hay comunicación... En ese aspecto, claro.


El compromiso. No necesariamente tiene que existir un compromiso serio, pero mínimo, sí. Ser novi@ de alguien implica algo más que ser fiel... que hay muchas formas de hacerle daño al otro.

Así podría seguir, pero me asaltan demasiadas dudas. Cuando se tienen una pareja, se gana en tranquilidad, vamos, eso dicen. ¿O es que, por contra, se gana en comodidad? Pero, ¿volveremos a sentir las mariposas en el estómago (siento este tópico, al final sucumbí) en la "primera cita? O ya no habrá más primeras citas... ¿Perderemos también la alegría del primer beso, de la primera caricia? ¿Podemos, mejor, empezar relaciones y cuando se acabe la pasión dejarlas? ¿Qué arriesgamos? O mejor, ¿a qué nos arriesgamos?

07 February, 2007

He muerto... aunque siga respirando...


Me alimenté de ti por mucho tiempo,
Nos devoramos vivos como fieras,
Jamás pensamos nunca en el invierno,
Pero el invierno llega, aunque no quieras.


Ha caído. Cayó. No hay más. Ahora, el frío del suelo me da en la cara. De lleno. Tan duro, que me hiela la voz. Es la quinta vez que comienzo a escribir esto. No tengo ilusión por soñarte para escribirte; no tengo ganas de reír cuando te recuerdo porque no tengo recuerdos tuyos, porque hemos vivido tan al límite que al final caímos; solo que tú decidiste dejarme en lo más alto de la montaña y bajaste sin mí.

Lo peor es el momento en el que llega. Eras lo único que me hacía sonreír desde el 7 de enero. Eso, y mi visita cada dos semanas. Y ya no te tengo, y ya no me quieres, o sí, no lo sé. Ahora voy a trabajar porque es lo que debo, llego a casa porque es lo que debo, y voy a todos sitios con una sonrisa pintada a fuerza de lágrimas y el pensamiento en todo lo que fue tan nuestro. Me he arrinconado en un lugar del olvido en el cual aún me mirabas con deseo. Hace tanto tiempo de aquello, tanto… que ahora cuando me abrazas apenas se queda en mí el calor del roce de tu piel. No sobrevive porque me siento tan vacía que no encuentra sitio alguno en el que alojarse; porque al perderte he caído hasta lo más hondo de la tristeza, hasta el final de un abismo al que no consigues llegar, por más que lo intentas. Porque te necesito a cada instante, en cada respiración, porque cuando recorro medio segundo de mi vida sin ti se me clava en el alma tu sonrisa; se me hiela la sangre y me convierto en nada, en aire, fugaz… Te echo tanto de menos que a veces siquiera recordarte me consuela. Llorar, largo y tendido, sobre la almohada, escondida bajo las mantas, oculta tras el dolor. Es lo que ahora me mantiene viva. Llorar. Porque al perderte, me perdí a mí misma; porque al perderte, perdí mis ganas de luchar, esas mismas ganas que tanto intentaste inculcar en mí. Perderte ha significado el fin; el principio de un fin desolador. Y lo peor es que no quiero estar así. No quiero llorar en cada esquina porque alguien me pregunte por ti. No quiero echarte de menos cuando respire; no quiero seguir soñando que aún te tengo. Porque no creo en los cuentos. Porque es mentira. Porque me siento engañada, porque me siento hundida, porque me siento vacía. Porque no me siento. Porque sólo cuando, un día cualquiera, decides volver a mi vida, por un segundo, vuelvo a ser feliz. Y la vida no se sustenta de segundos felices. Ni de ratitos alegres. La mía, no. Al menos, no podría llamarse vida. Tampoco muerte porque sigo respirando. Paradójico. Aunque hay muchas formas de seguir viviendo sin estar vivo, y de morirse sin dejar de respirar… Porque vivir, vivir no es sólo respirar.
Sirva este último post para agradecer a todos los que un día me leyeron su presencia a mi lado... He perdido mis ganas de escribir, creo que también se las llevó el destinatario de este post cuando se fue...

04 January, 2007

Cuando el principio es en realidad un final...


Se me reveló la espera

por la angustia mas amarga
y me sorprendió la muerte
por mi ventana...

Manuel Carrasco. Sin nada más.









Sentada al lado del sillón que siempre fue tuyo, se desprenden las lágrimas cuando me giro y no puedo verte. Una y otra vez empiezo a escribirte y sólo me abordan tópicos varios, frases repetidas y vacías. Me gusta escribirte con los ojos cerrados, porque es mi imaginación quien presiona una y otra vez las malditas teclas de este ordenador. Mis manos levitan sobre el teclado cuando, en mi mente, tu voz va recorriendo cada rincón como quien busca quedarse para siempre, también ahí; cierro los ojos con fuerza para ver si, en el intento, consigo llegar a tocarte. Y te esfumas porque alguien ha entrado en la habitación y me da despertado. Le sonrío casi sin ganas y, en cuanto se oculta tras su pantalla, vuelvo a cerrar los ojos y a buscarte en mis recuerdos. Al fin y al cabo, son lo único que tengo tuyo. Tus últimos besos se marcharon hace tiempo; los sinceros, claro. Hay por ahí algunos que estuvieron tan vacíos que me dolieron aún más por cuanto fueron consumados. Cierro los ojos y puedo verte; me miras, sonríes, me oculto tras el rubor de unas mejillas que delata mi inquietud cuando me miras así; cuando persigues algo más que una simple sonrisa, cuando sabes que me arde por dentro el alma al sentir tu mirada clavada en lo más profundo de mis pupilas; buscas, remueves, me zarandeas, me haces reír, aprovecho la más mínima excusa para rozarte con mis manos la cintura, me aferro a tu brazo para encontrar el calor de un abrazo que sólo es visible en mi imaginación. Ahora soy yo quien se mueve, quien busca un roce tuyo, quien te arranca una sonrisa, y me lo agradeces, y me acaricias la mejilla, no te importa nada. Me ruborizo cuando me alcanzas la barbilla y me preguntas qué me pasa, el porqué del color rosado de mi cara. Me late el corazón con fuerza, te tengo al lado, a escasos centímetros, cerca, tan cerca que cuando respiras me llega tu aliento hasta los labios. Ahora no hay nada, el aliento es tan frío que casi congela las lágrimas en unas mejillas que añoran el rubor que antes le producías; ahora, te mueves con el único afán de no encontrarme en ese movimiento; me entristece verme tan lejos de ti. Los centímetros se convirtieron en kilómetros, el aliento, en frío viento ártico, los roces en heridas, y los besos, se esfumaron, se convirtieron en nada.