11 April, 2006

Me cuesta un mundo escribirte hoy. No sé demasiado bien por qué. Últimamente, me siento decepcionada. No contigo... no siempre contigo. Conmigo misma, casi todos los días. Es increíble cómo puedo olvidar las cosas cuando me miras a los ojos...
Y ya es la segunda vez que me pasa. Eres el segundo que me hace sentir algo así, porque pasarme, me pasa casi a diario. Lo único cierto, sin duda, es que siento algo por ti que no debería sentir. Es así. Las cosas pudieron salir bien, pero no salieron, y quizá ahora no haya nada por lo que seguir "sientiendo" esto que me inunda cada vez que siento ligeramente el roce de tu piel. Probablemente, la soledad que me ahonda en el alma cada vez que me siento tan lejos de ti sea muy culpable de las lágrimas que me suelen abordar cada noche cuando intento sucumbir a los encantos del sueño.
Más allá de todo, sigo aferrándome cada noche a los pocos recuerdos que aún conserva mi piel tuyos. Cerrando los ojos durante varios instantes, me recorre el cuerpo un escalofrío que casi me tambalea. He vuelto a sentir tus besos en mis labios. Por el sabor de los mismos, parece que te tuviera ahora mismo frente a mí, parece que estés aún agarrado a mi cinturra, parece que... y de pronto, la realidad. Esa tonta y absurda manía mía de estar soñando siempre aún me mantiene ciertamente feliz cuando navego por mis recuerdos, pero cuando algo o alguien me despierta -incluso, en pleno día- vuelvo a estremecerme al pensar que todo fue de nuevo un sueño.
Ahora sólo me queda pensar que esto a lo que tú te empeñas en llamar amistad (ambos sabemos que no es así, pero, si te complace mirar para otro lado...) aún me hace feliz por momentos, porque, al fin y al cabo, es lo único que tengo, y es lo que, hasta que se termine, me seguirá manteniendo a tu lado, pese a esos momentos en los que me siento tan decepcionada.

1 comment:

Anonymous said...

Hola Rocío. Es verdad que llamarlo "amistad" es una mentira convenida. Para uno es mera crueldad, un mero restregar al otro lo bien que le va con su nueva pareja. Para el otro es un sufrimiento espantoso; un peso con el que hay que cargar por respeto, por cortesía, por el poco cariño que queda, por nobleza y por elegancia.

Cuando empecé con mi blog me propuse no escribir nada sobre amor o sentimientos. Estaba harto de pensar en mí. Pero ayer, leyéndote, cambié de idea. Escribí unas parrafillos dando mi punto de vista sobre las relaciones de pareja.

Me voy a tomar unos días de descanso. Pásalo bien.

Stavrogin.