31 March, 2005

Cuando el amor no es suficiente...

Dicen que el amor es lo mejor que tenemos en la vida... para vivirla. Dicen que el amor lo cura todo... un corazón roto, una amistad imposible... todo. El amor sabe hacer que digas en cada momento lo que tienes que decir, sabe encontrar el momento preciso para cada cosa, sabe lanzarte cuando no te lanzaría la razón, y sabe esperar cuando todo el mundo está a favor de que desesperes. El amor vuelve loco a cualquier corazón, sea grande o pequeño, altera el ritmo de una vida tranquila, rutinaria, sin grandes momentos o llena de ellos. El amor es grande cuando se alimenta… pero a veces permanece intacto aunque creamos que ya no existe. Nace cuando nadie apuesta nada por él… y duerme cuando estamos cansados y queremos que muera. Dicen que sin el amor no se puede vivir… se pueden pasar los días, contar los meses que va regalando el calendario, pero no puedes vivirlos todos al cien por cien.

Es esto lo que dicen… pero todo esto tiene demasiado de historia, de literatura e incluso de ficción. Porque hay veces, hay veces que el amor no es suficiente para que las cosas salgan bien. Y por eso escribo estas letras, desilusionada e indignada un poco, incluso. Indignada con todos aquellos que proclaman todas estas bellas cosas cuando son realmente felices, cuando en sus sedentarias vidas entra una persona que lo hace todo aún más perfecto de lo que ellos mismos podían pensar que era, cuando todo –según ellos, claro- es de color de rosa. Y me atormenta pensar que soy incapaz de darle amor a quien realmente quiero, me atormenta pensar que mis fallos son tan grandes y pesan tanto que no dejan ver todo lo que bueno que quiero hacer. Me atormentan los recuerdos de un amor, que no era tal, porque no era color de rosa, todo ello, según la filosofía de quien ama y es amado. Y es quizá esto lo menos difícil que haya. Y digo lo menos difícil, que no lo más fácil, porque no quiero que nadie se enfade. Son sólo palabras, nada más. Palabras que reflejan mi estado de ánimo, una vía de escape lo más digna que tengo, lo más digno a lo que puedo aspirar.

Y en estas veces en las que el amor no es suficiente, hay esfuerzo, ilusión, amor… claro que hay amor, nadie puede negarlo. Pero no es suficiente. No, porque por más ilusión que le ponga no funciona. Porque siempre hago o haces algo mal y todo vuelve a desvanecerse. Dicen muchos que porque no es un amor fuerte, o quizá, pienso, no somos demasiados fuertes para mantenerlo. Y entonces, qué hace que cada noche sean las lágrimas de este amor lo único que me acompañe; qué hace que viva pendiente de una llamada tuya; qué hace, entonces, sino es éste amor, que sólo piense en una nueva forma de arreglarlo todo, cuando el mundo entero me está gritando que ya nada tiene arreglo. Entonces, pregunto, os pregunto a todos vosotros, hijos de un amor eterno, amigos de una amistad ideal, enamorados de una vida perfecta, a vosotros os pregunto qué es lo que me tambalea la vida cuando le veo, qué lo que me mantiene con fuerzas cada mañana a pesar de pasar noches y noches en vela. No sé, y si esto no es amor, nunca lo encontraré. Es amor, si bien es cierto que no es suficiente. Te quiero, te quiero muchísimo, pero no funciona, no funciona por más que sea lo que más desee en el mundo. Ojalá encuentre pronto el fallo que estoy cometiendo contigo, ojalá… al menos, ojalá lo encuentre antes de que sea demasiado tarde.

29 March, 2005

Aquello será para siempre... inolvidable...

Aunque el título de estas letras suene un tanto a tópico, esos que tanto critico y odio... son tan sinceras como todo lo sucedido.
Alta mar... un inmenso Mediterráneo ante mí... un barco... de lo más parecido a cualquier escena de Titanic –era inevitable la comparación-, un intenso olor a sal mezclado con el aroma de deseo de nuestra piel... todo ello, todo... se anteponía frente a mí... incluido tú. Un cierto aire de tristeza aún guardaba en los ojos... un cierto aire de añoranza por... por el mismo amor de siempre, ese sentimiento de culpa que nunca me abandona... ni siquiera allí, perdidos, escondidos de todo progreso, ausentes de cualquier rastro de vida humana... solos, al fin, pensé. Por un momento, pude cerrar los ojos y al sentir tu aliento sobre mi espalda... al descubierto... un escalofrío me recorrió la piel y me hizo tambalearme para caer rendida en tus labios. Me abandoné sin dudar en ningún momento a cada uno de los impulsos de mi corazón que me acercaban más a ti... más y más… hasta el punto de que tus latidos eran tan míos como tuyos.
Respiré con fuerza... como si quisiese despertar del sueño... y me miraste con ternura, pasión, deseo y casi sin fuerzas preguntaste: ¿estás bien? ¿que te pasa?... Quizá nunca se habían interesado por mí con tanta dulzura... quizá; por un momento pensé en decirte que me daba miedo besarte como lo estaba haciendo... me daba miedo decirte que si seguías abrazándome así no querría dejarte nunca... me daba miedo decirte que aquello era sólo una semana y ya nunca más volvería a verte, quizá, nunca más volvería a saber de ti. Pero sellé mi miedo con un beso en tus labios ardientes. Te agarré con fuerza y te pedí un abrazo. Todo un lujo la situación, sin duda.
Aquellos labios despertarían la pasión del mismo hielo ártico. Y es esto lo que hicieron con los míos... despertar una pasión que llevaba mucho tiempo, quizá demasiado, dormida. Una pasión que parecía inaudita en mí, como si aún tuviera mucho que darte… después de todo lo que ya nos estábamos dando. Tus labios recorrían mi piel como si buscaran en ella pepitas de oro y cada poro moría cada vez que tus labios lo abandonaban. El deseo subía por mi espalda hasta la cabeza haciendo que cerrara los ojos y no los abriera hasta que los rayos del sol irrumpiesen en aquel espacio tan nuestro. Me robabas los besos entre risas, me abrazabas con una ilusión en los ojos desconocida para mí.
Me sentía feliz… simplemente feliz. Me divertía contigo. Era una pasión disfrazada de una ilusión nueva, era una ilusión disfrazada de una timidez que casi nunca había tenido en mi vida. Tus besos, tus manos, tus abrazos… todo era mío, te sentía mío y aquello me hacía muy feliz. Ponías la vida en cada roce de nuestra piel, el alma en cada beso en que se encontraban nuestros labios, el corazón en cada caricia que le regalabas a mi cuerpo.
Pero el mundo avanza aunque en momentos como éste deseemos que se pare. Debíamos seguir nuestro rumbo. Y así fue. Te dejé casi dormido en la cama y me fui, ya era la hora de desayunar. En menos de tres horas, volvería a verte… por última vez.

11 March, 2005

Ahora sólo queda... olvidarte

Una amalgama de sentimientos me inunda el alma en estos días fríos que se van. Lo cierto es que no sé muy bien por qué sigo echándote tanto de menos; pero tampoco sé por qué me siento tan desilusionada o por qué pienso que no debería llorar así por ti y me siento tan triste. Ojalá pudiera cerrar los ojos al escribirte y pensar en ti, y pensar sobre todo, que te quiero, te quiero mucho y aunque ahora sea la soledad la única compañía que me arropa, siempre puedo descolgar el teléfono y escuchar tu voz, tu cálida voz, y sentirme especial, como cuando estoy a tu lado.
Aunque supongo, que ese miedo tan antiguo y tan tuyo algún día debía hacerse realidad... ese antiguo miedo a perderte para siempre que me impide olvidarte, que me hace recordarte cada tarde y cada mañana. Ese maldito miedo que tanto daño le hace a mi alma entristecida con tu ausencia.
Ahora me cautiva la vida los restos de un corazón roto que te nombran en cada latido; ahora me roba la elocuencia el recuerdo de tu mirada que aún permanece intacto... clavado en la piel; ahora, ojalá pudiera llorar desconsolada junto a ti... abrazada a ti y abandonarme a tu sonrisa como un día abandoné mi cuerpo junto al tuyo y pude acariciarte el alma con cada uno de mis besos.
Pero lo cierto es que este miedo a perderte se ha evaporado... y me ha dejado el alma aún más vacía, porque, en lo más profundo de ella sé que te he perdido... sé que te he perdido y eso me hace vulnerable ante el mundo; me hace etérea ante el calor de los que me acompañan en este camino que muchos llaman vivir. Ahora es sólo tu ausencia quien me alberga en sus brazos, es sólo la soledad de sentirme tuya y no serlo lo que aún sigue moviendo esta máquina que se mueve en el pecho... es sólo, tan sólo, el recuerdo de lo que viví a tu lado, el recuerdo de tus besos, de tu esencia, de ti.

"Quisiera dedicar estas palabras a todos los que tal día como hoy hace un año hicieron más grande el cielo y dejaron la tierra aún más fría... a todos aquellos que cogieron aquel tren directo a las estrellas. Porque siempre, y ojalá no caigáis nunca en el triste olvido, siempre estaréis en el alma de todos aquellos que un día os lloramos".

03 March, 2005

Pese a todo... te quiero

Ocupas en mi alma un rincón que nadie podrá robarte nunca. Ni siquiera el maldito monstruo del tiempo que suele llevarselo todo, queramos o no. Este rincón es tuyo desde el día en que te conocí. Tal vez, haya dejado de amarte, pero no he dejado de quererte ni un sólo instante desde aquel domingo de diciembre, cuando el frío congelaba las sonrisas y se hacían muñecos de nieve. Ésta es la verdad. Amigos, compañeros, confidentes, amantes o extraños, siempre ha habido algo que nos ha unido y espero que no se pierda nunca.
Durante muchos días, cuando me invade el sosiego de la oscuridad y sólo pueden verme las estrellas, me usurpan el alma los recuerdos compartidos contigo. Y entonces, pienso en aquellas tardes juntos, aquellas noches, no sé, pienso en todo lo que he compartido contigo y una extraña sensación de tristeza me hace llorar sin saber muy bien porqué. Supongo que tengo miedo. Tengo miedo a que un día despierte y no pueda o no sepa encontrarte; tengo miedo a que todo esto sólo sea un sueño y en realidad sólo existas en él. Tengo miedo a perderte, a sentirte lejos y distante, étereo y fugaz, tengo miedo a que vuelvas a ser inalcanzable; tengo miedo a perderte, para siempre. Este sentimiento aparece en esas noches de soledad en las que la rutina hace mella en todos mis temores y sólo consigo encontrarte en tu rincón. Aparece, cuando el miedo a perderte se convierte en una amenaza, cuando me siento sola porque no se dónde buscarte.
Los días se caen del calendario con una velocidad abrumadora, y los amigos son lo más importante que tenemos para hacerle frente a cada momento difícil que nos toca vivir. Lo más bello de la vida es soñar. Cada día que paso a tu lado es un sueño hecho realidad. Hoy no hay ni palabras bonitas ni frases extrañas, sólo la verdad: te quiero, mucho y ojalá nunca lo olvides; pase lo que pase o quien pase. Ya te lo dije un día: pese a todos y a todo, un hombre o una mujer, una tormenta o un huracán, pese al mundo, te quiero.