Dicen que el amor es lo mejor que tenemos en la vida... para vivirla. Dicen que el amor lo cura todo... un corazón roto, una amistad imposible... todo. El amor sabe hacer que digas en cada momento lo que tienes que decir, sabe encontrar el momento preciso para cada cosa, sabe lanzarte cuando no te lanzaría la razón, y sabe esperar cuando todo el mundo está a favor de que desesperes. El amor vuelve loco a cualquier corazón, sea grande o pequeño, altera el ritmo de una vida tranquila, rutinaria, sin grandes momentos o llena de ellos. El amor es grande cuando se alimenta… pero a veces permanece intacto aunque creamos que ya no existe. Nace cuando nadie apuesta nada por él… y duerme cuando estamos cansados y queremos que muera. Dicen que sin el amor no se puede vivir… se pueden pasar los días, contar los meses que va regalando el calendario, pero no puedes vivirlos todos al cien por cien.
Es esto lo que dicen… pero todo esto tiene demasiado de historia, de literatura e incluso de ficción. Porque hay veces, hay veces que el amor no es suficiente para que las cosas salgan bien. Y por eso escribo estas letras, desilusionada e indignada un poco, incluso. Indignada con todos aquellos que proclaman todas estas bellas cosas cuando son realmente felices, cuando en sus sedentarias vidas entra una persona que lo hace todo aún más perfecto de lo que ellos mismos podían pensar que era, cuando todo –según ellos, claro- es de color de rosa. Y me atormenta pensar que soy incapaz de darle amor a quien realmente quiero, me atormenta pensar que mis fallos son tan grandes y pesan tanto que no dejan ver todo lo que bueno que quiero hacer. Me atormentan los recuerdos de un amor, que no era tal, porque no era color de rosa, todo ello, según la filosofía de quien ama y es amado. Y es quizá esto lo menos difícil que haya. Y digo lo menos difícil, que no lo más fácil, porque no quiero que nadie se enfade. Son sólo palabras, nada más. Palabras que reflejan mi estado de ánimo, una vía de escape lo más digna que tengo, lo más digno a lo que puedo aspirar.
Y en estas veces en las que el amor no es suficiente, hay esfuerzo, ilusión, amor… claro que hay amor, nadie puede negarlo. Pero no es suficiente. No, porque por más ilusión que le ponga no funciona. Porque siempre hago o haces algo mal y todo vuelve a desvanecerse. Dicen muchos que porque no es un amor fuerte, o quizá, pienso, no somos demasiados fuertes para mantenerlo. Y entonces, qué hace que cada noche sean las lágrimas de este amor lo único que me acompañe; qué hace que viva pendiente de una llamada tuya; qué hace, entonces, sino es éste amor, que sólo piense en una nueva forma de arreglarlo todo, cuando el mundo entero me está gritando que ya nada tiene arreglo. Entonces, pregunto, os pregunto a todos vosotros, hijos de un amor eterno, amigos de una amistad ideal, enamorados de una vida perfecta, a vosotros os pregunto qué es lo que me tambalea la vida cuando le veo, qué lo que me mantiene con fuerzas cada mañana a pesar de pasar noches y noches en vela. No sé, y si esto no es amor, nunca lo encontraré. Es amor, si bien es cierto que no es suficiente. Te quiero, te quiero muchísimo, pero no funciona, no funciona por más que sea lo que más desee en el mundo. Ojalá encuentre pronto el fallo que estoy cometiendo contigo, ojalá… al menos, ojalá lo encuentre antes de que sea demasiado tarde.
Es esto lo que dicen… pero todo esto tiene demasiado de historia, de literatura e incluso de ficción. Porque hay veces, hay veces que el amor no es suficiente para que las cosas salgan bien. Y por eso escribo estas letras, desilusionada e indignada un poco, incluso. Indignada con todos aquellos que proclaman todas estas bellas cosas cuando son realmente felices, cuando en sus sedentarias vidas entra una persona que lo hace todo aún más perfecto de lo que ellos mismos podían pensar que era, cuando todo –según ellos, claro- es de color de rosa. Y me atormenta pensar que soy incapaz de darle amor a quien realmente quiero, me atormenta pensar que mis fallos son tan grandes y pesan tanto que no dejan ver todo lo que bueno que quiero hacer. Me atormentan los recuerdos de un amor, que no era tal, porque no era color de rosa, todo ello, según la filosofía de quien ama y es amado. Y es quizá esto lo menos difícil que haya. Y digo lo menos difícil, que no lo más fácil, porque no quiero que nadie se enfade. Son sólo palabras, nada más. Palabras que reflejan mi estado de ánimo, una vía de escape lo más digna que tengo, lo más digno a lo que puedo aspirar.
Y en estas veces en las que el amor no es suficiente, hay esfuerzo, ilusión, amor… claro que hay amor, nadie puede negarlo. Pero no es suficiente. No, porque por más ilusión que le ponga no funciona. Porque siempre hago o haces algo mal y todo vuelve a desvanecerse. Dicen muchos que porque no es un amor fuerte, o quizá, pienso, no somos demasiados fuertes para mantenerlo. Y entonces, qué hace que cada noche sean las lágrimas de este amor lo único que me acompañe; qué hace que viva pendiente de una llamada tuya; qué hace, entonces, sino es éste amor, que sólo piense en una nueva forma de arreglarlo todo, cuando el mundo entero me está gritando que ya nada tiene arreglo. Entonces, pregunto, os pregunto a todos vosotros, hijos de un amor eterno, amigos de una amistad ideal, enamorados de una vida perfecta, a vosotros os pregunto qué es lo que me tambalea la vida cuando le veo, qué lo que me mantiene con fuerzas cada mañana a pesar de pasar noches y noches en vela. No sé, y si esto no es amor, nunca lo encontraré. Es amor, si bien es cierto que no es suficiente. Te quiero, te quiero muchísimo, pero no funciona, no funciona por más que sea lo que más desee en el mundo. Ojalá encuentre pronto el fallo que estoy cometiendo contigo, ojalá… al menos, ojalá lo encuentre antes de que sea demasiado tarde.