07 March, 2013

La cena de gala (II)

Volvemos en taxi al hotel.
Adoro el recogido que me han hecho en la peluquería y que casi me estropeas en el taxi de vuelta.
¿Cómo se te ocurre querer acariciarme la espalda con el taxi a tanta velocidad atravesando Madrid?
Yo quería acariciarte, tú querías acariciarme, pero... ¡Me habías obligado a ir a la peluquería y ahora ibas a portarte bien!

Mi vestido negro me miraba fijamente y algo contrariado desde la percha del gran armario de la habitación de hotel. Creo que intuía que iba a pasar algo...
- Enana, ¿piensas llegar tarde a una cena de gala?
- ¿Piensas dejar que vaya a una cena de gala sin un beso siquiera?
- Enanaaaaa...

Nos besamos. Nos volvimos a besar. Cada te sentía más cerca de mí.
- Tendrás que quitarte la ropa para ponerte el vestido negro...

Me dejaste tan desnuda que sentí frío al calor de tus manos en mis muslos. Frío de nuevo al tocar la pared. Tu aliento atravesándome el alma, tu mirada atravesándome el corazón. Tus labios recorriendo de nuevo la comisura de mis pezones y yo sintiendo el calor más placentero de cuantos había sentido en los últimos días.
Noté tu mano más allá de cualquier límite que antes había sido infranqueable y supe que íbamos a llegar tarde a la cena de gala.
Te mordí el cuello, la espalda. Mis piernas abrazaron tus caderas y quedé suspendida ante tu cuerpo. De nuevo tú, mi único apoyo, literalmente.
Pasión, sexo en estado puro, tu cuerpo, sediento, mi cuerpo, deseoso de calmar tu sed. Piernas que se entrecruzan, tus manos aferradas a mi cintura, marcando tus dedos en cada uno de sus poros.
Llegábamos tarde a la cena de gala... Y mira que habíamos terminado rápido...

No comments: