12 March, 2013

La cena de gala (III)

Levanto la vista, tomo aliento y ahí está. 
Mi precioso vestido negro. Es largo. Entallado en la cintura. Tiene dos finos tirantes con pequeñas piedrecitas también negras que brillan un poco. No tiene tela en la espalda. Es muy largo. Parezco una princesa. Soy tu princesa. Eso me encanta. Sonrío como una tonta mientras lo miro con la adoración de una niña pequeña ante un disfraz de Campanilla. 

- Estás preciosa así, cielo, pero si no comienzas a vestirte, jamás llegaremos a la cena. Es importante para mí que estés conmigo. Y para ti. 
- Voooooooooooooy. ¡Pesado!

Eso me regala un buen beso y una miniregañina. 
Ponerme el vestido es un ritual para mí. 
Ropa interior de encaje. Medias negras. Ligas. Preciosas ligas. 

- ¡Estate quietecito!
- Me gustan tus piernas. Con esas ligas más. Quiero besarlas, amarlas, morderlas... 
- Después de la cena. Tú quiere ir así que... 

No me dejó terminar la frase. El mordisco en el labio inferior me dejó sin aliento. Con mil sonrisas más en la bolsa de los recuerdos pero sin aliento. 

Me maquillo ligeramente. Sombra de ojos gris oscuro. Algo de sombra de ojos blanca en el párpado inferior. No me hace falta colorete. Llevo las mejillas de Heidi gracias al amor que respiro a tu lado. Labios rojo carmín, rojo pasión.
Salgo del cuarto de baño y me quedo boquiabierta. No puedo creer que puedas estar tan guapo. Estás más guapo incluso que cuando estás desnudo.

- ¿Qué? Deja de sonreír como una tonta.

No te quiero nada y te quiero tanto que apenas recuerdo cuándo tengo que respirar.
Me ayudas a ponerme el vestido y ahora te veo con la boca abierta.

- ¿Qué? Deja de sonreír como un tonto.

Estoy lista. Estoy preparada para enfrentarme al mundo porque te tengo colgado de mi vida en estos momentos, asido a cada uno de mis latidos.

[…]
Tomo aire para salir del taxi. El taxista me mira y sonríe.
Entro en el hotel Ritz. Alcanzo a leer el cartel de la entrada: Premios de Novela.

No me habías dicho nada.
Estoy asustada. Me aferro con fuerza a tu brazo. Temo caerme enfrascada en estos zapatos de 14 centímetros. El vestido me da fuerzas, cada mirada tuya me roba el aliento. Estoy contigo. Estoy feliz. Soy la mujer más feliz del mundo.

Y así comenzó la mejor noche… Nuestra noche.

No comments: