10 February, 2013

Despertándonos...


Abro los ojos y te encuentro sonriendo.
- Buenos días, enana.

Cierro los ojos. Quiero que siga siendo anoche. Me meto debajo de las sábanas buscando el calor de tu cuerpo. Saco poco a poco los ojos hasta llegar a la altura de la nariz.
- Enana...
Sonrío bajo la sábana. Me muevo al notar tu mano en uno de mis pechos.
- Enana... Te he echado de menos mientras dormía.
Te miro extrañada. He estado toda la noche contigo.
 - Enana... He echado de menos tus besos, tu aliento buscando mi boca, la suavidad de tus muslos, tu piel erizada cuando sientes el frío de mi saliva.

Me sonrojo. Estás consiguiendo que no necesite las sábanas. Calor. El calor del amor, el calor de la pasión. Mejillas ruborizadas. Nervios. Corazón desbocado. El cuerpo pidiéndome a gritos que me acerque a ti. Más y más.

- Enana... Ven aquí.

Me sientas a horcajadas sobre ti. Clavas tus dedos en mis caderas.
Miro al espejo del techo. Me suelto el pelo sobre los hombros. Me muerdo el labio.
Y ya te siento entre mis piernas...  Recorro tu pecho con mis manos. Sigo mordiéndome el labio. Comienzo a recorrer los míos.
- Enana... Te has levantado traviesa...
Me meto un dedo en la boca. Noto cómo aprietas cada vez mis caderas. Comienzo a moverme un poco. Me inclino sobre ti y ya te siento tan dentro de mí que te noto al respirar. Te ansío. Te deseo. Me acercas a ti, me aferro a las sábanas... Vuelvo a mirarme y a mirarte en el espejo del techo y siento cómo me cubres de pasión.
El placer nos llega y tú te abrazas a mí quedando para siempre enclaustrado entre mis piernas.

- Enana... ¿Desayunamos?

No comments: