19 May, 2008

Amémonos despacio y sin excusas

Amémonos despacio y sin excusas,
que tú y yo quisimos...
No queda nada más que amarte,
y si en todo apareces tú...
No queda nada más que amarte,
nada ma sque amarte...
Jennifer López. Por arriesgarnos.

La cena había sido exquisita. Entre plato y plato habías tenido cuidado con cada palabra, con cada detalle. En ninguna frase oí la palabra despedida, adiós, nada. Era nuestra noche. Velas, vino... Y tu mano agarrando fuerte la mía, protegiéndome y haciéndome sonrojar con cada mirada. Buscabas mis ojos entre la penumbra que dejaban las velas y encontrabas los de una mujer inquieta, ilusionada y nerviosa, que quería llenarse de ti, que te quería en cada sonrisa, en cada beso dulce, en cara mordisco apasionado.
Y allí estábamos, sentados en la terraza de una perfecta habitación de hotel. Al fondo, Triana cubierta de luces y protegida por una noche tan impoluta que daba miedo mirarla directamente. Allí estábamos tú y yo, sentados en un gran sillón, mirando a una zona del horizonte donde nada se distinguía de lo anterior. Me agarrabas con ternura por la cintura y yo reposaba mi cabeza sobre ti, buscando cada cinco latidos un beso de tus labios. Y mi corazón latiendo aprisa, y mi alma desarbolada e inquieta.
La brisa de marzo nos arrastró a la cama. Allí, cubiertos por una fina sábana, empecé a sentirme tuya. Besabas cada rincón de mi piel, acariciabas cada poro entregado a ti y yo me agarraba con fuerza a tus latidos para anclar mi respiración a tu cuerpo. Tumbados de frente, tu mano se balanceaba por mi mejilla y recorría mi pelo, aún húmedo. Me mirabas de nuevo, y yo volvía a sonrojarme. Bajaste poco a poco tu mano hacia mi cuerpo, me giraste hasta dejarme boca arriba. Comenzaste de nuevo a besarme, a acariciarme... Y buscaste con ahínco lo más hondo de mí para buscar mi placer... Tranquilo, lento, con dulzura... Me perdía entre cada suspiro, renacía con cada brote de amor. Te atraje hasta mí de nuevo y comencé a besarte. Te tumbaste sobre mí y volviste a buscarme. Te sentí tan adentro que temí descubrirme si seguías mirándome así. Y cada gesto, cada caricia y cada gota de placer fue llenando nuestros cuerpos hasta sentirlos como extraños pese a se propios. Agarrados, anclados, unidos... Suspiré con ansia, respiraste con pasión... Y entonces supe que era la primera vez en 25 años que hacía el amor.

6 comments:

Anonymous said...

Esto la verdad,es que me gusta bastante mas que el anterior, erotico pero con mucha ternura y pasion. ME ENCANTA RO.

RÿSkA said...

Es cierto, este es el que mas me gustó de los tres. Ademas me encanta el recurso de las comas, que aceleran el texo, adorable.

Besos

Tu cordi rubio

Anonymous said...

¿para cuando el proximo Ro?, estamos impacientes por un nuevo relato. Un beso fuerte

Ro said...

Querido anónimo,
Creo que estará para el viernes. Aunque no sé porqué camino tirar... ¿sexo desenfrenado o amor sin límites?
A ver con qué acompañante me quedo...

Anonymous said...

Con el que mejor trate a una mujer ansiosa de amor.

Ro said...

Pues en ese caso, anónimo, creo que voy a tener que escribir el último capítulo.