03 February, 2011

Tan cerca y tan lejos

Te siento dentro. Me gusta cómo me hace sentir el recuerdo de tus besos en mi pecho. Me gusta el olor que dejan tus caricias en mi pelo... O quizá debería hablar en pasado, porque, ineviblamente, perteneces a él por más que yo me empeñe en querer que formes parte del presente.

Fui feliz contigo, y eso no me lo podrá robar nada ni nadie nunca. Ni el tiempo, ni el frío. Pero el pasado me anega el alma y me hunde en la tristeza de saberte perdido; me recuerda que tal vez nunca fuiste mío; me recuerda que lo nuestro nunca fue nuestro sino tuyo y mío. O tal vez sólo mío.

Quizá te ahogue en palabras llenas de amargura o quizá te esconda en ese lugar del corazón tan tuyo. Me encuentro a medio camino entre querer olvidarte y querer recordarte siempre.

Ahora no sé si te he perdido para siempre o si tal vez nunca te tuve.

A diario, cuando apareces en un rincón de un día triste o en medio de un mar de lágrimas amargas, ansío volver a sentirte como antaño. Anhelo con toda el alma, rota en mil pedazos y casi sin entidad, volver a sentirte dentro; respirar y verte, amanecer y verte. Abrir los ojos y encontrarte abrazado a mí como aquella fría mañana de marzo.

Anhelo tus besos, ansío tus abrazos, extraño tus ánimos y tu aliento.
O tal vez sólo eche de menos la alegría oculta que recorría mi cuerpo y me llenaba de vida cuando descolgaba el teléfono todas las tardes: hola, cielo.

16 January, 2011

Entre recuerdos y besos nuevos

Amor mío, abrígame, vuelve a ser mi primavera...

Aún recuerdo a qué saben tus besos primeros. Tu sonrisa juguetona paseando por mi cuello. Tus manos besando mis pechos...

Y en medio de tanto pensamiento apareces tú. Traes escondidas en los labios las ganas de besarme; en las manos, el deseo de tenerme; en los ojos aparece ese brillo de las noches ardientes y los días completos acurrucados. Y me veo reflejada en ti y despierto, y me muero de ganas de comerte a besos.
- Despacio, pequeña...

Una camisa que se abre, un camisón que cae. Me encanta el olor de tu piel cuando se prepara para recibir la mía. Me encanta a qué huele tu pelo cuando comienzas a acariciarme. Me duelen tus ganas de reír cuando yo sólo tengo ansias de besarte, de amarte, de que me ames, de que me dejes abandonarme a ti entre sábanas y luces de farolas. Afuera hace mucho viento. Me puede el frío y me acurruco entre un beso y unos brazos ardientes, y es ahí, escondida entre el deseo y la ternura, cuando encuentro ya tus primeras caricias. Sinceras, perdidas, sedientas de mí. Sonrío contigo reflejado en mi rostro y... y suspiro. Me falta aliento para separar los besos, me falta paciencia para entregarte sólo una caricia en cada roce.
Empiezo a sentirte cada vez más dentro, cada vez más cerca. Tus manos, asidas a mi cintura, acercan mi cuerpo al tuyo, más si cabe; tus labios vuelven sobre poros ya reconocidos, sobre una piel erizada que te anhela aunque acabes de besarla.

Y así, desnuda ante ti y sin ropa, me olvido del viento de fuera y del frío de dentro, me olvido casi de respirar, me olvido del mundo que sigue girando y te amo. Y me dejo amar. Entregada a ti me lleno de todo tú, me agarro a tus brazos, me aferro a tus besos y siento cómo me olvido de todo lo que no sea sentirte mío y sentirme tuya.

Y así, juntos, ardientes, sedientos, abandonados al calor del otro, felices, le doy las buenas noches a las luces de las farolas...

30 December, 2010

Feliz año


El año se va. Un año más en el que han pasado demasiadas cosas pero ninguna de las que querría que hubiese pasado.
Puede que sea injusto. O no.

Deseo felicidades a mi estrellita particular. Para ti, para mí, para nadie más.
Sólo es literatura, ¿recuerdas?

Feliz año 2011. Espero que sea feliz. Para todos. Sin excepción.

03 December, 2010

Abondonándome a ti...

Abandonada.
Aturdida.
Desalentada.

Me siento tan vacía que apenas recuerdo dónde estás, dónde puedo encontrarte. Los días pasan, las horas pasan, los otros pasan y tú, y tú no estás, y cuando estás es como si no hubieses llegado, como si hubieses llegado pero te hubieras ido en el segundo instante.
No hay nada. Sin ti, sin nadie, sin aliento, sin ganas, sin risas, sin lágrimas, sin aliento, sin valor. Nada. Tan vacía como el primer día que llegaste. Tan vacía como el último día que viniste.
Y en sueños, tú. Y en sueños, tus besos. Y en sueños, tu piel.

Y entonces, vuelvo a sentirme, vuelvo a tenerte. Por unos instantes, por unos segundos mi corazón se acelera, tiembla, se envalentona y te abre los brazos. Pero ya no estás. Te has ido. Un instante. Sólo un instante.
Y, pese a lo efímero del momento, es lo poco que aún me mantiene viva.