03 February, 2011

Tan cerca y tan lejos

Te siento dentro. Me gusta cómo me hace sentir el recuerdo de tus besos en mi pecho. Me gusta el olor que dejan tus caricias en mi pelo... O quizá debería hablar en pasado, porque, ineviblamente, perteneces a él por más que yo me empeñe en querer que formes parte del presente.

Fui feliz contigo, y eso no me lo podrá robar nada ni nadie nunca. Ni el tiempo, ni el frío. Pero el pasado me anega el alma y me hunde en la tristeza de saberte perdido; me recuerda que tal vez nunca fuiste mío; me recuerda que lo nuestro nunca fue nuestro sino tuyo y mío. O tal vez sólo mío.

Quizá te ahogue en palabras llenas de amargura o quizá te esconda en ese lugar del corazón tan tuyo. Me encuentro a medio camino entre querer olvidarte y querer recordarte siempre.

Ahora no sé si te he perdido para siempre o si tal vez nunca te tuve.

A diario, cuando apareces en un rincón de un día triste o en medio de un mar de lágrimas amargas, ansío volver a sentirte como antaño. Anhelo con toda el alma, rota en mil pedazos y casi sin entidad, volver a sentirte dentro; respirar y verte, amanecer y verte. Abrir los ojos y encontrarte abrazado a mí como aquella fría mañana de marzo.

Anhelo tus besos, ansío tus abrazos, extraño tus ánimos y tu aliento.
O tal vez sólo eche de menos la alegría oculta que recorría mi cuerpo y me llenaba de vida cuando descolgaba el teléfono todas las tardes: hola, cielo.

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