16 April, 2011

No merecía la pena...

Necesito esconderme. Necesito que descuelgues el teléfono y me recuerdes por qué te hice caso cuando me pediste que siguiera adelante, que merecería la pena.
- Cielo, merece la pena, seguro. Te lo prometo.

No. No merece la pena. No la merecía entonces y no la merece ahora. Llevaba yo razón. Pero tú, tú no quisiste dejarme. Cerraste los ojos antes mis lágrimas amargas, cerraste los labios para no recoger mis gritos de auxilio, cogiste mis manos y me pediste que siguiera adelante. Me pediste que no llorara, que no había lágrimas necesarias ni necesitadas, que no había besos perdidos ni de compromiso, que no había alguien en el mundo que no quisiera quererme.
Ahora me levanto y recuerdo, dolorosamente, esas palabras. Una a una. Ese discurso horrible pero precioso en aquel momento; recuerdo esa declaración de amor oculta en palabras de consuelo; recuerdo todo lo que me pediste. Me pediste que siguiera adelante, que sería feliz, que la vida me daría motivos para sonreír, que el día a día me devolvería la confianza en mí misma, que noche a noche recuperaría las ganas de reír como antaño.
Y no es así. Me mentiste. Tú también. Tú. A quien he querido con toda mi alma, con todo mi ser. Con mis entrañas rotas y mis labios sellados; con mi corazón en vilo y muerto; con mi cuerpo cansado y ultrajado. Tú. A quien he confiado los latidos de mi corazón, a quien he confiado los pocos silencios que guardan mis huesos, a quien he regalado la última sonrisa sincera que pude fabricar.

Y, ahora, ahora quiero gritarte: no merecía la pena.
Y ya no sé volver atrás sin ti.

Tú me enseñaste a guardar las lágrimas, a no dejarlas salir, a fabricar sonrisas de compromiso y a enterrar en lo más profundo la tristeza que sentía. Me enseñaste a ser de piedra, me regalaste, junto a aquel beso sincero, una coraza que se ha roto por donde tú ya la arreglaste días después.

2 comments:

Anonymous said...

Sigo pensando que sí. Aunque sea sin descolgar el teléfono.

Ro said...

Pues yo creo que no. Si conocieras los últimos acontecimientos... Estoy faltando a la promesa que te hice, creo. No te enfades.
Ro.