07 August, 2005

El prototípico y doloroso Te echo de menos

Estoy un poco cansada. Pero no sabría definir muy bien de qué. Lo cierto es que, a pesar de intentar disimular esta tristeza que ahora mismo llena todas las horas que paso lejos de ti, sucumbo sin querer a un desencanto que me aprisiona en lo que he venido en llamar el olvido. Con el temor de recurrir a frases tópicas y sin poder definir demasiado bien por qué me siento tan sola, he de decirte -si a tí, que sé que lees estas letras- que te echo de menos, mucho, aunque tal vez demasiado. Es típico en mí, pero es el sentimiento más claro que ahora mismo puedo definir, aunque tenga otros que se agolpan en la antesala de este alma vacía.
Lo cierto es que no sé porqué te echo tanto de menos. Pero tengo una necesidad intrínseca en el alma de verte a todas horas, un deseo de besarte que se agarra con ahínco al corazón y que apenas puedo disimular cuando te tengo delante. No sé porqué ahora, no sé porque de esta forma, sólo sé por qué contigo. Contigo porque sigues siendo aquel héroe al que un día escribí, contigo, porque sigo escribiéndote pese al tiempo que ha pasado desde la primera vez que lo hice. Contigo, porque sigues siendo el único al que tengo la necesidad de sentir cuando ni siquiera quiero abrir los ojos al mundo; cuando por la mañana, me lamento por no tenerte y respiro con fuerza para encontrarte escondido en algún rincón de este alma vacía. Tan vacía sin ti, tan vacía que te echo de menos más de lo que querría. Incluso, más de lo que un día pude imaginar que lo haría.
Sea sólo esto tal vez, maneras de pasar el tiempo, tal vez, maneras de no entristecerme más aún. Pero lo cierto es que cada una de las sinceras palabras que conforman esta carta lleva inscrito un solo sentimiento: la sensación de estar vacía cada vez que cuelgo el teléfono y termino de hablar contigo. Cada vez que dices adiós y temo no volver a escucharte nunca más.

No comments: