13 November, 2011

Mis lágrimas tan tontas

Fue ayer, poco antes de dormir, cuando volví a sentirte mío.
Tan mío como lo fuiste oculto en aquellas tardes llenas de sonrisas y cafés en la terraza de una habitación de hotel; tan mío, como aquellas mañanas en que aparecías debajo de mi piel buscando con ahínco rincones del alma donde aún no habías llegado.

Y ha sido hoy, poco antes de despertar, cuando volví a sentirte lejos.
Tan lejos como aquella tarde en que desapareciste entre la amalgama de gente de una estación cualquiera; tan lejos como sentí tus labios en aquel último sueño juntos.

Tan lejos y tan cerca. Tan vacía y a la vez tan llena de ti. Tan viva, y poco a poco muriendo entre recuerdos olvidados de besos antiguos como fotos en sepia.

Te echo de menos. Sobre todo, te echo de menos cuando necesito el apoyo de tus brazos para levantarme un día más, cuando necesito el calor de tus labios para las tardes frías de este diciembre que está por llegar y que tan lejos está de aquel en que dormíamos tan abrazados que tu aliento era más mío que tuyo. Te necesito cuando quiero recuperar recuerdos y siento cómo se desvanecen al primer intento, cuando vuela la sonrisa de un bebé delante de mí y no sé dónde estás; cuando siento esas ganas tan tontas de llorar, ¿te acuerdas? Sí, esas ganas tontas que hacían que corrieras a recogerlas y a besarme con la dulzura más inmensa que mis labios han conocido jamás. Esas lágrimas que tanto te hacían reír... Y ahora, cuando aparecen, me siento tan tonta al verte sonreír... Tan, tan tonta esperando que vengas a reírte de mis lágrimas y besarme con esa inmensa ternura que tanto echo de menos.

Y lloro y lloro pero tú ya no apareces...

1 comment:

Alberto García said...

Diciembre está por llegar y ya ha pasado.