23 May, 2006

Verdades que duelen, mentiras que hacen soñar



«Ahora quién si no soy yo, me miro y lloro en el espejo y me siento estúpido, ilógico, y luego te imagino toda regalando el olor de tu piel, tus besos, tu sonrisa eterna y hasta el alma en un beso, en un beso va el alma, y en mi alma está el beso que pudo ser...¿Ahora quién?»

Marc Anthony. Ahora quién...

Mentira (RAE): 1. f. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. 2. f. Errata o equivocación material en escritos o impresos. Se usa más tratándose de lo manuscrito. ~ oficiosa. 1. f. La que se dice con el fin de servir o agradar a alguien.
Durante más de la mitad de mi vida he creído que las mentiras siempre dolían y las verdades, aunque fuesen dolorosas, terminaban haciendo el bien. Hoy te pido que me mientas. Casi quiero pedirte una mentira cuando te pregunte si has dejado de quererme. Sobre todo, quisiera que me mintiera el tiempo cuando me cuenta que quiere llevarse consigo aquellos besos que me diste, que me mienta el atardecer cuando me dice que ya se va otro día a tu lado, que me mienta la noche cuando me amenzace con robar lo poco o lo mucho tuyo que guarde en mi almohada.
Las mentiras, aquellas que se dicen con el fin de servir o agradar a alguien, me duelen aún más si vienen de ti, aunque a veces sean lo único que desearía escuchar. No sé si quiero que me mientas o que me digas la verdad. No sé si quiero que me cuentes la verdad sobre tus sentimientos o que me mientas sobre la existencia de ellos. Quisiera que fuera verdad esas veces en que te miento cuando me preguntas qué me pasa. Quisiera haberte dicho la verdad aquella vez que te juré hace ya algún tiempo que no estaba enamorada de ti. Sobre todo, quisiera tener el valor de decirte la verdad sobre las lágrimas que a diario escondo en estos ojos cansados de rehuirte. Quisiera saber explicarte la verdad sobre por qué me destroza el alma tu indiferencia, por qué esta necesidad de escribirte con tanta frecuencia. Pero realmente, quisiera decirme a mí misma la verdad cuando, cada noche, me pregunto por qué sigo queriéndote de esta manear tan dolorosa.
En el fondo, también quisiera escuchar de tus labios, aunque fuese una sola vez y aún sabiendo que es mentira, que sí, que aún sigues queriendo besarme.

21 May, 2006

Aunque con miedo, vuelvo a escribirte




«Necesito que estés conmigo en la oscuridad, en esas noches que dan miedo y que tanto me recuerdan a ti; en esas noches, en las que la única estrella eres tú»
Rocío Ramos. 11 sonetos para olvidar un amor



Ahora tengo cierto miedo a escribir, a escribirte. Y ese miedo empieza a atenazarme y a secuestrar mis ideas. Probablemente, estoy casi segura, ese miedo sea infundado, tal vez, apenas exista y sea sólo un atisbo de una amargura que se vislumbra en el horizonte de mis últimos días a tu lado, pero el miedo, como la tristeza que provoca en mí, está ahí.
Anoche volví a soñar contigo. Tus abrazos, en sueños, son más dulces, también, más frecuentes. Es lo poco que quedaba en mi cama cuando desperté hoy. Cerré los ojos con fuerza y me agarré a la almohada que tanto tenía de ti buscando en ella alguna parte de tus besos, pero ya no había nada. Volví a cerrar los ojos pero sólo encontré oscuridad. Esa oscuridad a la que sucumbo cada vez que veo cómo te alejas; esa oscuridad que me aturde cuando, pese a tenerte al lado, te siento lejos; esa oscuridad que tanto miedo me da porque, de aquí a unas semanas, será quien usurpe en mi corazón el lugar que ahora es sólo tuyo, sí, tuyo.

13 May, 2006

De sentimientos y Copas de UEFA...


Llevo más de una semana escuchando el himno del Sevilla, escuchando a los sevillistas cantando el himno del Sevilla, escuchando cómo ponen en la radio el himno del Sevilla... y hasta yo, sí, yo, la misma que viste y calza, ha tarareado el himno del Sevilla.
Lo cierto es que, aunque nunca pensé que escribiría algo así, en el fondo me alegro de que el Sevilla haya ganado la Copa de la UEFA. En contra de lo que muchos puedan pensar, es verdad lo que escribo. Además, no suelo mentir en el blog. Un año de prácticas en Deportes dan para mucho y sobre todo, enseñan mucho. Sobre todo, la gente con la que compartes el día a día durante 52 semanas. Sin duda alguna, la sonrisa que te vi cuando el Sevilla marcó el tercer gol, cuando el gran Maresca marcó el tercer gol, me hizo saber que a veces no hay colores, que hay ilusión y satisfacción, y ver tu cara llena de felicidad con los ojos emocionados y la elocuencia secuestrada por el momento, me ha hecho ver que lo importante es que la gente que quieres esté feliz. La final, la celebración en Holanda, el trabajo en el periódico... todo, de todo he aprendido. Del partido no me quedo con los cuatro goles, me quedo con Maresca. El italiano dio toda una lección de clase dentro y fuera del césped. Movió el balón como nadie, le dio serenidad al equipo cuando tuvo el esférico y supo ver siempre los huecos en el campo. Marcó dos golazos, el último sobre todo, qué clase. Sin embargo, me quedo con su cara al final de la celebración, ya en el estadio, sentado en los altavoces mirando al suelo. Tal vez cansado, pero sobre todo, satisfecho.
Y que conste, mi corazón aún sigue latiendo en verdiblanco. Y por mucho tiempo más...

05 May, 2006

El primer apunte sobre la aventura de aprender a ser periodista

El otro día leí un artículo en la revista Mujer Hoy (Diario ABC, los sábados) escrito por Edurne Uriarte que se titulaba "Vestir demasiado sexy". Al final del artículo, me quedé con la sensación de que las mujeres seguimos siendo tan objetos -sexuales- como antes. De un lado, la discriminación (y no hablemos de discriminación positiva porque es una de las estupideces que más me sacan de mis casillas), sigue existiendo. Ahora tiene un nuevo disfraz, hay varias cosas nuevas que intentan ocultarla pero no dejamos de ser unas presentadoras guapas o monas ante un buen presentador o un presentador que habla de forma excelente.
Asimismo, en dicho artículo se mencional una tal Comisión de la Igualdad en el empleo del Estado de Nueva York. Y cito textualmente: "... recomendaciones, según las cuales no es conveniente vestir demasaido sexy en el trabajo para no obstaculizar el ascenso profesional y, además, es aceptable que las empresas puedan establecer códigos razonables de apariencia".... " Para hombres y mujeres, claro". Ah!, gracias, ya me quedo mucho más tranquila. ¿¿Cómo vestir?? Un hombre con traje siempre viste elegante. Si la mujer va sexy va buscando tema (créedme, sé de lo que hablo) y si va con traje riguroso o con ropa ciertamente sobria (colores grises y tonos oscuros) es que es "sosa" y no quiere relacionarse con nadie. Y no, tranquilos, no estoy diciendo que todo el mundo sea así, ni que siempre se cumpla. Pero sí en determinados sectores llamados "masculinos".
Me atrevo, porque realmente es osado o así lo considero, a hablar del DEPORTE, en concreto, del fútbol, y lo hago porque me interesa, y mucho.
No, ya no se escuchan aquellas barbaridades de "usted señorita debería estar fregando en casa que es lo suyo y cuidando a su marido"... No, ahora es mucho más cuidado todo, no vaya a ser que nos sentamos ofendidas y denunciemos a alguien por daño moral o no vaya a ser que nos pongamos a llorar... Como si cada vez que nos hicieran algo salieramos a llorar desconsoladamente, porque ya se sabe, los hombres no lloran... al menos no los hombres duros; bueno, eso era antes, ahora, no.

Ahora cuando haces una pregunta en una sala donde la inmensa (y abrumadora) mayoría son hombres hay, al cien por cien, el típico comentario de... ¿una mujer, hablando de fútbol??.. SIEMPRE. Y sí, las cosas han cambiado mucho, pero aún sigue siendo un mundo de hombres. Por desgracia, al menos para mí. Por qué una mujer consigue algo de un determinado famoso o famosa que le reporta en algún que otro caso un ascenso o felicitación (algún que otro caso deberíamos cambiarlo por un caso de cada cien... pero no tengo las cifras exactas) y hay quien pone en duda su profesionalidad.. porque los hay y lo peor aún, LAS hay. Nosotras a veces somos más crueles con nosotras mismas que el género masculino.
Lo cierto sin duda es que machismo aún hay y mucho. Es la verdad. Un caso: ir a un campo de fútbol, siendo periodista, con zapatos de tacón... puede derivar en:
a) Esta tía lo que busca es llamar la atención

b) Después dicen que somos machistas, pero mira que venir en tocanos al fútbol, si son mujeres, solo vienen a presumir y a buscar algo con los futbolistas.
A ver, ¡¡¡ QUE AMÍ NO ME GUSTAN LOS FUTBOLISTAS, QUE ME GUSTA EL FÚTBOL!!! El fútbol, el baloncesto, el tenis, el motociclismo, la fórmula uno... No me gustan los futbolistas más que los fontaneros. Me gustan los hombres, igual que a los hombres (aunque sean periodistas o fontaneros) le gustan las mujeres.
En resumen, con lo de los tacones enlazo con lo que empecé: la manera de vestir. Si vas a trabajar con falta, tacones y maquillada, seguro, vas buscando algo. Y si vas vestida para pasar desapercibida es que vas a tu bola.. y digo yo... ¿Qué pasa cuando vas vestida como te da la gana... bueno, mejor dicho, como crees oportuno? Pos nada, que alguien considerará que no, que no es oportuno vestir así... porque para qué ir a trabajar tan arreglada... ah! claro, porque te gusta pasearte y que te miren. Por mire, sí, me gusta, claro... pero sobre todo me gusta trabajar y me gusta lo que he estudiado (periodismo, en mi caso), igual que a un hombre le puede gustar ser peluquero (y no, no es ni machismo ni feminismo, lo decía porque es una profesión que ha estado durante mucho tiempo asociada a las mujeres, nada más). Ojalá todos pudiésemos trabajar en lo que nos gusta. No me cierren más puertas de las que ya me cierro yo por meterme donde no me llaman, que dirían algunos.

01 May, 2006

El principio del fin

"Yo quiero amarte como la nata al chocolate..." La frase me encantó... y me sirve para empezar a escribirte esta vez. Yo quiero quererte así, sí, exactamente así. Sabía que no entenderías cómo... La nata y el chocolate son dulces, provocan pasión, se compenetran a la perfección. Quisiera tener fuerzas para quererte sin lágrimas, para mandarte mil besos dulces -como el chocholate- y sin temores ni angustias. Quisiera quererte sin complejos, sin pensar en el qué pasará o en qué puede molestarte. Así quiero quererte; sin pensar si debo olvidarte, si debo enterrar este amor por ser equívoco, sin está bien o está mal.
Pese a todo, hay una parte de mí que sigue siendo tan tuya como al princpio. Desde que te la entregué hace ya cierto tiempo -exactamente no sé la hora de aquel beso "de niña chica"... y digo la hora sólo porque sin duda fue ese día cuando me robaste mucho de la parte de mi corazón que ya es tuya, pese a que te burles de ello-, sigue sintiendo exactamente lo mismo que provocaste con ese beso. La misma reacción que provoca en mí el sabor del chocolate...
En cierto modo, el beso escondía apoyo -ambos sabemos que escondía muchas cosas más, aunque coincidimos también en señalar que en aquel momento el disfraz de apoyo con el que estaba cubierto era el que mejor le sentaba y el menos sospechoso- pero consiguió despertar cierto temor en mí. Sí, ese miedo tan absurdo del que durante tantas semanas te burlaste y que no llegaste nunca a comprender a qué se debía. Tú y tu forma de entender mis jeroglíficos. Me gusta recordar aquello. Y probablemente sea un error, lo sé. Vivir del recuerdo no es vivir, dicen muchos, pero no quiero llenar este post de tópicos varios a los que tanto he criticado. El recuerdo de mis momentos a tu lado me hacen ser feliz muchas más horas de las que a diario paso contigo, porque como te he dicho varias veces, las cosas ya han cambiado demasiado. Demasiado para intentar recuperar aquello. Me quedo con el sabor de aquel beso, como siempre me quedo con el sabor del chcolate y de la nata. Es parte de lo que me quede en el corazón cuando llegue el día, el principio del fin, el final de un camino, el adiós... porque todo lo bueno, como el chocolate, termina acabándose.