26 January, 2006

Ahora mismo, me invade una extraña sensación, como una mezcla de sentimientos en la que no alcanzo a vislumbrar ninguno, como un "quiero y no puedo" desprenderme de esta necesidad de abrazarte continua, por más que el tiempo me recuerde a cada instante que ya no hay nada que salvar, y ni siquiera nada por lo que luchar. Y el problema es que, si hace "x" tiempo, me hubiera pasado algo como lo que me está sucediendo contigo ahora, estaría, casi al cien por cien, tumbada en la cama día y noche dándole vueltas al tema, buscando un error en mis actos, intentando encontrar una solución... Pero ahora, no puedo buscar una solución porque simplemente pienso que no la hay. Quizá haya caído en las garras de una rutina llena de una tristeza demasiado pesada para un corazón tan débil, o quizá, simplemente, se haya acabado todo lo que sentía por ti, y sólo quede el olvido, el maldito y doloroso olvido. Te echo de menos, mucho, y mucho más de lo que puedes imaginar. Pero no todo es eso, aunque en el fondo, espero que todo esto se arregle, no quiero pensar que es el fin. Ni quiero ni puedo.

18 January, 2006

Siempre, en el mismo instante

Me da un poco de miedo escribir estas letras, pero describen lo mejor que sé cómo me siento, y me ayudan a no echarte tanto de menos.
"En la oscuridad de este cuarto vacío, eres la persona que más aparece cuando sucumbo a la tristeza de una soledad que me aturde.
No sé qué me pasa contigo, ni conmigo, ni con nosotros. Te echo de menos a cada instante, cada vez que te recuerdo en un momento distinto; cada segundo que se cae de este maldito reloj del tiempo que tanto me aleja de ti, pienso en ti y en todo lo que me das y regalas sin ni siquiera, creo, darte cuenta.
Cada sonrisa tuya se hunde en mi alma, tan desconsolada que a veces, me cuesta un sinfín de lágrimas encontrarla en este pecho vacío.
Cada vez que busco en tus caricias, el apoyo y la igualdad para mantenerme en pie, hay algo que resuena en mí que hacía mucho tiempo que no despertaba.
Cada vez que te busco, esperando encontrar un roce espontáneo y casi fugaz, cada vez que siento el calor de tus palabras, el aliento de tu voz, me encuentro una alegría extraña y a la vez aterradora en el cuerpo, pero alegría al fin y al cabo.
Y lo peor de todo es que ese maldito mostruo que roba los días al calendario y las noches a mi soledad, me aleja de ti, te aleja de mí; y por más que grito y grito, mi voz se quiebra siempre en el mismo instante: cuando mis labios te gritan un te quiero.

11 January, 2006

A ti... no por ser tú, sino por cómo soy estando tú...

Y es cierto, las cosas han cambiado, y mucho, entre nosotros. Probablemente, tenían razón aquellos que me decían que llegaría un día en el que el amor que sentía por ti se terminaría. Pero no, me niego a pensar que eso pueda ser así. La verdad.
Nadie puede decirme que no te quiero, eso es seguro. Te lo diré a ti y a quien haga falta. Pero no sé exactamente qué le está pasando a nuestra relación, a nuestra amistad. Todo lo que hago te molesta y todo lo que haces me molesta. A veces, siento una necesidad infinita de abrazarte... pero es sólo a veces, y eso es lo más llamativo, y a la vez, lo más desconcertante. Antes no era a veces, antes era siempre. Antes daba todo lo que tenía por pasar un rato contigo porque me hacías reír, me hacías sentir bien, me hacías sentir alguien especial por poco tiempo que estuviera a tu lado. Ahora, sigue siendo así, pero, pero no lo siento así... y ya no me cuesta un mundo decirte que te quiero, porque quizá el valor de la palabra ha decaído, y mucho. Las peleas, las terceras personas y como no, el tiempo, han hecho mella en unos sentimientos que un día creí imborrables.
Te considero mi amigo, mi gran amigo, mi mejor amigo, pero ahora no me afecta tanto como antes que se te olvide llamarme, que no me devuelvas los tokes, que no me respondas a los sms. Ahora nada es como antes y tú, uno de los pilares que ha sustentado mi vida desde que te conocí, te estás derrumbando en mi alma y no puedo hacer nada por evitarlo.
Me duele mucho que nos peleemos y nos enfademos por tonterías, pero el desánimo y tal vez la rutina de no verte se han apoderado de mí y no sé cómo encajar estos golpes que me está dando el olvido.
Sólo quiero decirte que te quedes con lo que tuvimos, y por supuesto, con lo que creo que aún tenemos. Pero hoy, hoy no me siento demasiado culpable y ni siquiera tengo muchas ganas de llorar. Me duele no poder hablar contigo y saber qué te pudo hacer daño, pero... pero no sé muy bien cómo arreglarlo y no sé siquiera si tú quieres que lo arregle. Supongo que le seguiré dando vueltas, claro, pero ahora, ahora te toca demostrarme que verdaderamente sigues siendo aquel hombre del que un día me enamoré y aquel al que durante más de cuatro años, he querido con toda mi alma: como sueño, como amante y como amigo. Por ese orden.

03 January, 2006

Y todo por un par de palabras...

No sé muy bien cómo empezar a escribir esta vez. Y es raro en mí, al menos, en los últimos días. Empieza el año y, aunque como he dicho siempre, odio los tópicos... ahora he de recurrir a uno... año nuevo, vida nueva. Lo cierto es que he empezado el año como lo terminé, ciertamente triste. ¿A qué se debe? Ya sabía yo que tarde o temprano saldría esa pregunta. Pues sinceramente, se debe a que esto es un querer y no poder; se debe a que, pese a los intentos de mi corazón y hasta de mi cuerpo por estar a tu lado, nunca consigo acercarme a ti lo suficiente como para sentir un calor que me hace, empiezo a pensar, demasiada falta. Falta no para vivir, tranquilo, sino falta para respirar... para respirar sin llorar, para respirar sin sentirme triste, al menos, para respirar sientiendo en el pecho algo que se mueve... para sentir cómo palpitan los restos de un corazón roto que sin querer, siguen manteniendo en pie este cuerpo tan vacío de esencia desde que decidiste marcharte de mi lado.
Aunque lo verdaderamente cierto es que, aunque me duele, y mucho, he de empezar a pensar que olvidarte es el mejor regalo que puedo tener. Pese a que me duele, como he dicho, y mucho, porque sé que eres de lo mejor que tengo ahora mismo, ahora en estos días en los que las lágrimas son la única compañía que tengo. Eres lo mejor que puedo tener a mi lado, si no tú sí tu recuerdo, en esas noches que paso pensando cómo conseguir de ti una sonrisa que hasta hace un mes me habrías regalado por el simple hecho de cruzarte conmigo.
No sé qué me pasa contigo. Es extraño, ciertamente extraño. Incontrolable por momentos, cambiable a cada segundo. Paso de la alegría de sentirte cerca a la desilusión de saber que sólo eres un recuerdo, que solo eres un intento de mi corazón por sacarte del olvido y convertirte de nuevo en mi presente. Ahora vivo atada a aquellos días en los que, por primera vez en mucho tiempo, sonreía por cualquier ápice de ilusión que veía en tus ojos. Ahora, soy sólo el reflejo de lo que fui en aquellas noches en las que la pasión de tus besos me encendía el alma y me hacía temblar con sólo mirarme. Y te vuelvo a repetir que no sé qué me pasa contigo. Hasta ahora, nunca me había sentido así. Pensé que serías la última persona que me haría llorar de esta manera tan desconsolada, pero mira, como en casi todo contigo, me equivoqué. Porque sí, me equivoqué al pensar que tú serías quien me ayudaría a salir de esta tristeza en la que estoy sumida. Y pensé esto, porque hubo demasiados días en los que al recurrir a ti en medio de un mar de lágrimas, no saliste corriendo despavorido ni me rehuíste la mirada como lo haces ahora. Y no sé qué me duele más de ti. Si la cobardía de no querer siquiera mirarme a los ojos por temor a sentirte arrastrado a la mirada que un día buscaste con ahínco, o la indeferencia de rozarme y no sentir nada, ni tan siquiera odio. No sé qué me duele más, pero lo cierto es que ambas cosas me duelen en el alma y se me va la vida en ello. Sino la vida, sí los días que paso junto a ti, que hasta hace muy poco tiempo, eran lo mejor que tengo. Pero, como es año nuevo y todo en la vida se acaba, he de hacerme el firme propósito de, sino olvidarte, sí querer olvidarte. Al menos, espero que sirvan de algo estas lágrimas que ahora mismo inundan este maldito ordenador y que me empapan el jersey de una tristeza infinita. Espero que sirvan de algo...