20 October, 2005

Sin palabras para definirlo...

Necesito desprenderme de esta presión que me aprisiona el pecho cada vez que aparaeces. Necesito seguir hacia adelante sin que me aprisione este tempor a que todo sea demasiado tarde, lo necesito y, aunque sea un poco exigente, lo necesito ya.
Lo cierto es que, pese a todo, sigo sin avanzar, y lo que aún es peor -al menos eso creo- ni siquiera retrocedo. Estoy estancada. Estancada y aprisionada en un miedo que apenas me deja respirar y que me hace recurrir con demasiada frecuencia a tus recuerdos, a tus leves y breves recuerdos.
Esta mañana, cuando me despertó el sonido de la lluvia en el cristal, volviste a aparecer en mi mente y volví a enfadarme contigo. Ya tal vez también conmigo. conmigo por sentirme sola sin ti, conmigo por no querer cerrar los ojos y mirar para otro lado. En cierto modo, he dejado de arrepentirme por todo lo que pasó, o tal vez, por todo lo que no pasó.
No lo sé. Y estoy muy cansada para seguir en pie y pensando qué debo hacer cuando estés ami lado, qué debo hacer para olvidarte, qué debo hacer en definitiva para salir de esta situación en la cual he entrado sin saber muy bien por qué o por quién.
Te echo de menos, mucho. Incluso creo que demasiado. Demasiado para lo que puede soportar este corazón tan vacío y tan triste desde aquella ve que me dejaste, tan vacío y tan triste que ya no puede ni siquiera buscarte en aquellos besos tan dulces. Aquellos, a los que tan a menudo recurro para no sentirme más vacía de lo que ya me siento, para no sentir este frío me anegó el alma cuando me dijiste adiós.

17 October, 2005

Bendita rutina...

Probablemente he de acostumbrarme. A todo. No sé cómo definir esta situación. Supongo que he de dejar algo al azar, aunque no quiera ni me guste. Asimismo, supongo que debo dejar pasar el tiempo, que las cosas sucedan sin más, aunque durante esos días el miedo me asalte en cada segundo, aunque durante esos días, corra a lugares recónditos a derrarmar unas lágrimas que el mundo considera vacías.
Antes de llegar a esta última línea ha pasado algo un tanto inexplicable y que me ha puesto ciertamente triste. Notengo muchas ganas de escribir. Como siempre, sólo ganas de llorar.

15 October, 2005

En sueños...

Anoche volví a soñar contigo, como la otra noche, y la anterior y la otra. Pero anoche fue distinto. Durante varios segundos pude sentir el calor de tus labios en los míos, la suavidad de tus manos en mi espalda.
Fue como si por un momento, esa “venda” ficticia que colocan a todos aquellos que se aman, en nosotros fuese real, y la tuviésemos en los ojos. Buscábamos a tientas un lugar donde guardar cada beso, un lugar donde apenas atinábamos a encontrarnos los labios.
Tus dedos seguían los caminos que los poros de mi piel formaban y tus caricias me regalaban un placer infinito. Un deseo de parar ese maldito tic-tac del reloj me invadió de repente y me hizo precipitarme a unos brazos que me pedían a gritos un beso.
Fue todo demasiado real. Tanto que al despertar, había a mi lado una lágrima que se desbordaba por la suave sábana de seda azul.
- ¿Por qué lloras?- preguntaste.
- Nada, nada, sigue durmiendo amor mío- te respondía mientras me acomodaba entre tus brazos y empezaba a buscarte, otra vez en sueños. Malditos sueños.