29 September, 2005

Reflejos del deseo
Últimamente me invade una necesidad imperiosa de escribir a cada instante que no sé demasiado bien a qué o a quién se debe. Sólo cierro los ojos y escribo... y eso, eso implica muchas cosas, demasiadas...
"Anoche... anoche, cuando desperté y te vi a mi lado me asusté. Cerré y abrí los ojos un par de veces para despertarme de aquel sueño, porque, debía ser sólo eso, un sueño, un sueño más. Pero estabas allí, a mi lado, mirándome como si te fuera la vida en ello. Había algo dentro de mí que me empujaba a estar allí tumbada eternamente, a abrazarte con toda la fuerza que aún guardaba en los brazos, a besarte y sentir el calor de unos labios que siempre, desde la primera vez, me habían provocado un deseo infinito. Una fina sábana de seda me cubría la piel además de una magnífico sinfín de besos con los que habías llenado cada centímetro, cada recóndito lugar que te pedía a gritos una caricia apasionada. Estabas allí, tumbado, mirándome como si quisieras volver a regalarme todo el placer al que había sucumbido hacía escasamente una hora. En ese momento, tomaste mi mano, mi cuello, mis labios... y te empezaste a acercarte a mí con una sutileza que casi me hacía enfurecer. No quería dulzura ni ternura ni nada por el estilo. Quería una pasión nueva, quería saber que se te iba la vida en cada beso, quería saber que no importaba nada ni nadie. Sólo mis besos. Sólo tus besos. Sin preguntas, sin respuestas. Nada"...
Anoche, cuando desperté... no estabas a mi lado. En efecto, había sido sólo un sueño. Aunque dicen que los sueños son sólo el reflejo de lo que anhelamos cuando estamos despiertos... al menos, eso dicen...

27 September, 2005

Hace tanto tiempo...
Hace ya tanto tiempo que no sentía algo así, que ya ni siquiera puedo recordar qué he de hacer en estos casos. Me tiene aturdida, desconcertada... incluso me da miedo no saber reaccionar y eso me hace muy vulnerable. Acostumbrada a tener prevista cualquier posible reacción en cualquier posible dilema o altercado, lo cierto es que ni mis propias reacciones son ahora previsibles. No sé qué escribir porque los sentimientos se agolpan y se superponen... se roban unos a otros un lugar en mi cabeza y me invaden con una velocidad que tampoco puedo controlar.
Quizá también me dé miedo escribir todo esto, pero necesito plasmarlo, necesito quitarme de encima esta presión, necesito respirar aire fresco y empezar a pensarlo todo, a calcularlo todo como siempre he hecho, como hice hace tanto tiempo.

24 September, 2005

Cuando ni siquiera puedo soñar contigo...
Hay noches en las que ni siquiera apareces en sueños. Hay noches en las que, cuando el sol se esconde y ya no queda ni un maldito rayo de luz, no apareces en ningún rincón de mi vida, cuando te necesito para que pueda seguir llamándose así. Sólo quiero desperatar y tenerte al lado, o al menos, despertar, y saber que te tuve en sueños. Pero hay días, hay noches en las que las horas de soledad se pasean por mi lado, hay días en los que no tengo nada por lo que seguir luchando porque no consigo encontrarte ni siquiera en los sueños en los que siempre te he encontrado desde hace ya tanto tiempo. Cada día me da miedo ver amanecer sin poder encontrarte en ningún sitio, en ningún momento ni en ningún lugar. Me da miedo que el día avance en medio de una rutina desoladora donde nada es lo que parece.
Lo cierto es que ahora mismo, en medio de toda esta tristeza y tal vez desconcierto, el trabajo es lo único en lo que puedo refugiarme. Porque, sinceramente, no quiero volver a confiar en un encuentro que cada vez está más lejano, no quiero seguir regugiándome en tus recuerdos. Ya no quiero,o ya no puedo.
Yo no sé qué me pasa, pero ni siquiera puedo sentarme frente a esta pantalla de ordendor y escribirte. No puedo pensar en ti sin echarme a llorar. Y lo cierto es que me duele en el alme tu ausencia... y no me sale ni una sola palabra cuando siento una necesidad innata de escribirte.
Pero aún así, y después de todo, hay algo nuevo...

11 September, 2005

"Y es que no me gusta estar así, pero no puedo evitarlo. Hoy es uno de esos días en los que estaría sentada delante de la ventana dejando pasar las horas al mismo ritmo con el que se desbordan las lágrimas por mis mejillas. Siento unas enormes ganas de decirte que te quiero, de que, cada vez que hablo contigo, decirte que echo de menos abrazarte y que me abraces, de que, cada vez que me siento a mirar tu foto, una triste foto en blanco y negro en la que apenas se puede distinguir quien me acompaña, me aborda un miedo infinito a que un día ya no estés y no me quede nada tuyo en el alma, en este alma que me pide con ahínco estar a tu lado cada segundo que consumo de una vida ciertamente vacía cada vez que te vas.
Me siento sola, muy sola. No hay nadie que consiga llenar el vacío que hay tuyo en mi corazón, ni siquiera, hay quien quiera intentarlo. Sólo tengo ganas de llorar, y no, no me gusta estar así. No me gusta correr a cada instante a un sitio recóndito de cualquier lugar y derramar unas lágrimas que aparecen con demasiada facilidad, pero sólo, cuando nadie me ve.
Ya no sé si es tristeza lo que me abruma, ya no sé si es tristeza o soledad. A diario abro los ojos con la única ilusión de encontrar algo por lo que luchar, porque ahora mismo, no encuentro nada por lo que seguir en pie. Aunque siempre, puedo echar la vista atrás, y encontrarte en esa gran caja de recuerdos en la que te tengo escondido. Y siempre puedo abrir esa caja, con todo lo que eso implica".